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𝐏𝐀𝐏𝐄𝐑 𝐑𝐈𝐍𝐆𝐒

Vanessa era muy joven para entener que  significaba "bastardo" pero no era tonta sabía que las palabras que había estado escuchando provenientes de la boca de la reina Alicent, palabra que había escuchado cuando pasaba por la habitación de la reina cuando queria salir por un poco de aire, palabra dirigida hacia el hijo  primogénito de la princesa Rhaenyra, no era halago.

Pasaron 2 lunas antes de que regresara con su madre a su hogar. Vanessa lloraba pero no le pudo decir a su madre que sentía que su padre le habia mentido respecto a su promesa, lloro por dejar todo lo que había estado disfrutando por varios días, exquisitas comidas, sus paseos en dragón con su padre, el cariño que sentía al estar ahí. Aunque no había conocido al hijo de Rhaenyra por que este había estado en Driftmark la Fortaleza de su abuelo Corlys Velaryon.

Vanessa llevo consigo gran cantidad de vestidos tan hermosos que solo en sueños había pensado poder tener. Los días en su hogar se volvieron insípidos, las clases que recibía le parecían burdas comparadas a como había visto que le enseñaban a la princesa Helaena, la comida le parecía horrible pese a que siendo hija de la señora del lugar la comida era bastante buena, su cama le parecía tan incomoda como si durmiera sobre un colchón con clavos esparcidos, sus sueños eran volver a aquel lugar donde sentía que soñaba despierta.Sus días mejoraron cuando su dragón rompió el cascarón.

Fue medio año después de su visita a Desembarco y aproximado a su onomástico número quinto, en el mes onceabo la princesa se convirtió en portadora de un dragón aunque este ser era tan pequeño y cabía en la palma de su mano.

El diminuto dragón recién salido del huevo estaba cubierto de escamas moradas que presentan un espectro de tonalidades, desde el violeta más profundo hasta el lila más suave, creando un efecto hipnotizante cuando la luz se refleja en ellas. Sus ojos, dos pequeñas joyas carmesí, destellaban con curiosidad y vitalidad.Las alas del pequeño dragón eran su característica más llamativa. Por dentro, estában revestidas de un negro profundo, como la noche más oscura, que contrastaba maravillosamente con su exterior morado. Cada vez que batia sus alas aunque solo volaba unos centímetros por encima de la superficie donde estaba, parecia como si un fragmento del cielo nocturno se encontrara a su lado.A los días el dragón empezó a presentar una serie de escamas que brillaban con un blanco puro, creando un patrón intrincado que se asemejaba a las estrellas en su lomo. Las puntas de sus alas y la extremidad de su cola compartian este mismo blanco resplandeciente, como si las estrellas mismas se hubieran posado en su pequeño cuerpo.

Vanessa estaba más que feliz con su dragon al que llamó "Vespereal". Claro estaba que el lugar donde estaba no se encontraba preparado para la presencia de tal criatura y su madre se mostraba disgustada con el hecho de que Vanessa no se separaba de esta criatura tanto que hasta dormía con ella.Alimentaba con trozos pequeños de carne a tal criatura y disfrutaba darle estos y decir la palabra "Dracarys" para ver como la pequeña dragona botaba una llamarada violeta que cocia esos trozos de carne.

Para su onomástico quinto su madre le regalo un collar con una runa tallada, estaba hecho de piedra y bañado en oro, su madre conocía a su hija y por más sincero que halla sido el regalo Vanessa no lo usaría si solo era de piedra, claro estaba que tampoco lo botaria porque si lo apreciaría solo que lo tendría en una caja y se olvidaría de su existencia así como lo hizo con su primera espada la cual escondió en su armario y nunca más volvió a verla.

—Vannesa acompañame— dijo Rhea mientras Vanessa estaba jugando con Vespereal.

Vanessa creyó que sería buena idea sacar a Vespereal por primera vez de aquella fortaleza, su dragón volaba, poco alto pero lo hacia, sería una actividad interesante, así que se coloco un vestido lila y fue con Vespereal en el hombro hasta el establo, su madre suspiro, ya no le decía nada al respecto de que usara vestidos a toda hora pero solo suspiraba. Tomo a Vanessa con cuidado y la subió al lomo de un caballo, era el caballo de Vanessa, un hermoso corsel de un color blanco y una crin plateada.Vanessa era buena cabalgando le gustaba hacerlo y más si iba a aquel prado de flores silvestres, solo podía hacerlo cuando iba con su tío ya que su madre era alergica.

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora