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𝐋𝐀 𝐁𝐑𝐔𝐉𝐀

El sol apenas comenzaba a iluminar la habitación cuando Cardan se levantó con cuidado, intentando no perturbar el sueño de Vanessa. Se movió con sigilo, asegurándose de no hacer ruido mientras buscaba en su armario y cajones algunas prendas de ropa que pudieran servirle a la princesa. Conocía lo suficiente de la vida en el pueblo para entender que vestir como una noble en ese momento podría atraer miradas no deseadas.

Cuando Vanessa finalmente despertó, encontró a Cardan de pie junto a la cama, con una suave sonrisa en el rostro—Buenos días— le saludó con amabilidad—Pensé que podríamos dar un paseo por el pueblo antes de que regreses al castillo. Aquí tienes algo de ropa que te ayudará a pasar desapercibida—

Vanessa no podría aguantar un minuto más en aquel lugar, agradecía la amabilidad pero no estaba acostumbrada a esa vida, un catre el cual le parecía más incómodo que el mismo suelo y ropa que parecía haber sido en algún momento un mantel.

Cardan le entregó las prendas con cuidado, una camisa sencilla y unos pantalones que, si bien no eran lujosos, eran adecuados para mezclarse con la gente del pueblo sin atraer demasiada atención—Puedes cambiarte en el baño. Luego, podríamos desayunar algo. ¿Qué te parece? Estoy seguro de que encontrarás interesante conocer un poco más sobre la vida en el pueblo— Cardan hablaba con genuino entusiasmo, como si disfrutara la idea de mostrarle su mundo a Vanessa.

Vanessa sonrió por cortesía.

—Lo odias ¿no es asi?— dijo Cardan .

—Si, no pienso usar estas cosas — Vanessa seguía sentada en la cama—Lucire terrible —

Cardan rió suavemente ante lo que decía  Vanessa—Entiendo tu punto, pero créeme, la comodidad es más importante en el pueblo que la belleza. Aunque, debo decir que cualquier cosa que te pongas, lucirás hermosa— Su mirada sincera y el tono de su voz hicieron que Vanessa sonriera ligeramente.

Pero rápidamente dejo de hacerlo, no podía volverse amiga de un campesino no cuando su padre haría cualquier cosa para dañarla.

Finalmente, Cardan encontró un vestido simple pero limpio y en buen estado. Vanessa aceptó la elección, aunque con una expresión un tanto renuente, pero cuando se miró en el espejo, se sorprendió. A pesar de no ser un vestido lujoso, la hacía ver radiante y elegante. La sencillez de la prenda resaltaba su belleza natural.

—Aunque no sea un vestido de alta costura, te queda maravillosamente—comentó Cardan, ofreciéndole un espejo para que ella pudiera verse a sí misma—Creo que este es el mejor atuendo para no llamar demasiado la atención—

Finalmente ambos salieron del lugar. Mientras caminaban juntos por las calles del pueblo, Vanessa se sostenía del brazo de Cardan, siguiendo su paso con curiosidad. El ambiente en el pueblo era palpable, la gente parecía luchar por su vida cotidiana, el olor era nauseabundo. Vanessa estaba consciente de la pobreza que la rodeaba, pero no había tenido la oportunidad de experimentarla tan de cerca, solo cuando había visitado el orfanato.

Cardan rompió el silencio, su voz era suave pero cargada de seriedad—El pueblo está sufriendo. Necesitan un buen rey o reina, alguien que realmente comprenda sus problemas y esté dispuesto a ayudar, no solo reyes que vean solo por ellos, necesitamos un rey que ayude a los suyos, su pueblo—

— Te seré sincera, esto huele horrible, tu casa fue un infierno. Estoy consciente de mis privilegios y creo que no podría vivir sin ellos— Vanessa habló mientras caminaba — Pero si un día fuera reina me gustaría por lo menos mejorar la vida aquí, los niños nunca fueron visitados por un miembro real hasta que llegue, debe de haber mayor interacción entre realeza y pueblo, los reyes no serían nada sin un pueblo en el que gobernar, un rey odiado logra poco mientras que un rey amado logra mucho —

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora