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𝐋𝐀 𝐂𝐄𝐍𝐀

Aquella habitaciónya estaba ocupada por todos los presentes de la cena. Las altas paredes estaban decoradas con tapices y candelabros de oro que daban una luz tenue y cálida al lugar.

Otto Hightower, la Mano del Rey, se encontraba en un extremo de la larga mesa, con una expresión seria y vigilante. Junto a él, la Reina Alicent, con su belleza aún impactante, aunque matizada por los años. Viserys Targaryen, el Rey, ocupaba el asiento central, observando atentamente a su alrededor.

Rhaenyra, estaba sentada a la derecha del Rey, su mirada firme y determinada. A su lado, Daemon su esposo.
Helaena, la hermana de Rhaenyra, se encontraba frente a su abuelo , mientras que a su lado se sentaba Aegon y Daeron sus hermanos.
Lucerys, el prometido de Vanessa, se sentaba al lado de Rhaena mientras que habia otro espacio libre el cual seria para Vanessa, mientras que Jacaerys se sentaba al lado de Baela.
Aemond estaba sentado frente a Lucerys a su lado iría Vanessa es decir ella estaría entre los dos.

La mesa estaba preparada con la más exquisita vajilla y cubiertos de plata, y los platos se llenaban de manjares dignos de la alta nobleza.

—¿Dónde está Vanessa?— preguntó Viserys.

—Debe de llegar pronto — dijo Alicent.

La entrada de Vanessa pocos minutos despues espectáculo en sí misma. Había transformado su apariencia en algo digno de la más alta realeza. Su vestido celeste, con escote pronunciado y detalles de encaje, caía con elegancia al suelo, creando una estela de tela que parecía un río celestial. Llevaba puesto un collar de gemas que brillaban con un azul profundo, y sus ojos violetas parecían aún más resplandecientes.

Su cabello, estaba adornado con una diadema de trenzas que le confería un aire regio. Las joyas que llevaba resaltaban su belleza natural, y su piel parecía tan suave como la seda.A medida que avanzaba por la habitación, atrajo las miradas de todos los presentes. Jacaerys no podía apartar los ojos de ella, admirando su belleza con un toque de nostalgia en su expresión aunque aveces su mirada vacilaba y no solo se centraba en los ojos de la princesa ,esta mirada bajaba hasta donde el escote dejaba ver y que desear. Aemond la miraba embelesado, como si estuviera viendo a una diosa. Daeron le dedicó una sonrisa encantadora, mientras Aegon la observaba incrédulo, como si no pudiera creer que alguien tan hermosa pudiera existir. Lucerys la veía con cierta incredulidad, consciente de que ella era su prometida, pero sorprendido por su deslumbrante apariencia.

Vanessa, en ese momento, parecía la personificación misma de la elegancia y la belleza. Su presencia en la cena había cambiado completamente el ambiente, como si una estrella hubiera descendido a la tierra para iluminar la velada.

Daemon no lucia tan contento de ver como su hija primogénita encantaba a todos, no era un buen indicio para sus planes.Baela la observaba con cierto pesar, los años habían pasado y a diferencia de Rhaena ella se arrepentía de lo que había pasado años atrás, había pensado lo bonito que sería que ambas se llevarán bien, podrían ser buenas hermanas.

Vanessa, con una sonrisa encantadora, se dirigió al asiento disponible —Mis disculpas por la pequeña demora. Me tuve que asegurar de estar a la altura de tan distinguida compañía esta noche. Pero aquí estoy, lista para disfrutar de esta cena en su grata compañía—Sus palabras estaban llenas de amabilidad y una pizca de humildad que solo para ella y Aemond se veia falsa, mostrando su encanto y respeto hacia los presentes.

—Tranquila cariño — dijo Alicent con una sonrisa.

Después de aquello el rey dio un discurso donde se quitó la máscara de oro, Vanessa sintió mucho asco pero no dijo nada, le parecía repugnante aquello luego Rhaenyra hizo un brindis y Alicent hizo otro, felicitaron después a Jacaerys por su compromiso con Baela.

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora