De Fuego y Cenizas

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𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎

Un mes había transcurrido desde que Vanessa se instaló nuevamente en la Fortaleza Roja. A pesar de los eventos tumultuosos de su llegada, había logrado adaptarse a su vida como princesa en la capital.
Vanessa continuó visitando el orfanato con regularidad, llevando consigo donativos, juguetes y pasando tiempo con los niños. Se había ganado sus corazones y su cariño, y los pequeños siempre esperaban ansiosos su llegada. Les contaba historias, les enseñaba canciones y se aseguraba de que tuvieran todo lo que necesitaban.

Además, había comenzado a asistir a la iglesia con frecuencia. Sus oraciones eran un reflejo de su gran virtud. Vanessa era una figura conocida en la comunidad local y era admirada por su generosidad y devoción.Era la reina que todos soñaban, el reino estaba dividido en los que esperaban que Rhaenyra gobierne pero que ella casara a Jacaerys con una reina futura digna como era Vanessa y el otro sector que quería a Aegon como rei y exigían que Vanessa reinará, sea como sea ella siempre estaba como primera opción.

En la Fortaleza Roja, su relación con Jacaerys se había vuelto más cercana, se les veia caminar juntos por los jardines pero como amigos siempre se notaba la distancia que ella ponia y eso a Jacaerys le atraia más. Lucerys también pasaba tiempo con su prometida, aunque el preferia ir con Vanessa a ver batallas.

Por otro lado Vanessa se había intentado acercar a Baela, no por un motivo fraternal, uno destructor. Todo empezó con unas galletas de disculpas, Daemon creyó que Vanessa le había hecho caso, pero nada más lejos de la realidad, aquellas galletas estaban preparadas con un veneno, este era letal si se consumía en un solo alimento una cantidad exuberante pero consumirla en pequeñas dosis causaba pequeñas afecciones como dejar infertil a una mujer, causar daños al momento de que se le levante el pene al varón en el acto sexual, sangrados de nariz espontanteos, dolores de cabeza y vómitos. Baela llevaba 2 semanas consumiendo esas galletas y no había presentado daño físico por fuera, pero ya debía de estar presentando daños internos, reina con vientre infertil no era de utilidad para el reino.

Vanessa estaba en la cocina, sumida en la preparación de galletas, estas ultimas eran completamente normales. La estancia estaba llena de aromas dulces y especiados que llenaban el aire.
Mientras mezclaba la masa con gracia y precisión.Cada movimiento suyo era preciso y meticuloso. A medida que continuaba con su tarea, la mezcla de aromas llenaba la cocina.

—Que rico huele prima—Aegon entró y por poco introdujo el dedo en la mezcla.

—Atrévete a meter el dedo — Vanessa tomó un cuchillo —Y te lo corto — Dijo con una sonrisa para que aquello pareciera broma.

— Que agresividad — Aegon sonrió —Me encanta —

—Aegon, largo no la molestes —la voz de Aemond se hizo presente, Aegon bufo y salió del lugar no sin antes llevarse una botella de vino.

Las galletas tomaron forma, cada una de ellas tan perfecta como Vanessa misma. Cuando terminó, las colocó en una bandeja de plata y las dejó enfriar. Pronto, tendría la oportunidad de ofrecer su dulce venganza a quien la merecía.

Aemond en una de sus manos, portaba con extrema precaución un pequeño frasco de cristal que contenía la letal mezcla que Vanessa había solicitado: el veneno más peligroso de una araña, combinado con el mortal veneno de una cobra.

—Lo que me solicitaste, Daeron te consiguió el de la araña — hablo Aemond

Sin decir una palabra mas, Aemond extendió el frasco hacia Vanessa, con el cuidado de no derramar ni una sola gota de ese veneno. Los ojos de la princesa brillaron con satisfacción al recibirlo. Tomó el frasco con elegancia y lo examinó detenidamente, apreciando la peligrosidad que se ocultaba en su interior.