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𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐋𝐓𝐎 𝐉𝐀𝐑𝐃𝐈𝐍

—Traigo noticias que te alegraran, mi reina — anunció Aemond, con una amplia sonrisa que iluminaba su rostro .

—¿En verdad? — Vanessa respondió con una sonrisa igualmente radiante, revelando su entusiasmo. Sin embargo, su gesto cambió cuando mencionó a Daeron —. Daeron siempre parece hacer las cosas a medias—

A punto de levantarse de su imponente trono, Vanessa fue detenida por el gesto negativo de Aemond, quien se aproximó a ella con determinación. Su unico ojo, profundo y penetrante, se poso en Cardan, el guardia . Aemond deseaba que el guardia abandonara la estancia antes de compartir las noticias, pues su desconfianza hacia los hombres cercanos a su hermosa esposa era evidente.Aemond conocía la realidad del reino y entendía que la belleza de Vanessa era codiciada por muchos. Incluso su propio hermano Daeron, quien, aunque compartía lazos sanguíneos, jamas lo habia llegado a conocer de manera plena puesto que aquel hermano suyo habia crecido alejado de lo que vendria a ser la fortaleza roja, pero estaba seguro que incluso entre su propia familia el no debía de confiar. La sospecha persistente de Aemond no se limitaba a la corte, sino que también se extendía a Cardan, el guardia de cabellos negros cuya presencia en la vida de Vanessa generaba dudas en el rey.

A pesar de que Aemond no cuestionaba la lealtad de Cardan, su instinto protector lo llevaba a cuestionarse las intenciones de cualquier hombre que se aproximara demasiado a Vanessa. En su mente, sabía que Helaena, su hermana, tenía un efecto particular en Cardan. Sin embargo, esta información era desconocida para Aemond, quien se sumía en sus propias inquietudes y sospechas mientras Cardan permanecía ajeno a la mirada escrutadora del rey.El dulce nombre de Helaena resonaba en la mente de Cardan. Aemond, inmerso en sus pensamientos y desconfianzas, no tenía idea de la profunda conexión entre su guardia y su propia hermana.

—Cardan, te agradecería que te retires por ahora — solicitó Vanessa con una elegancia que solo ella poseía, y Cardan, respetuoso, abandonó la estancia tras escuchar la orden. Sin embargo,  Vanessa, revocó su decisión con un gesto —. Espera, Daeron ya trajo lo que le pedí. Puedes llevarlos al patio y dar las instrucciones para preparar a los perros, al león y a los traidores de hace tres noches —  Cardan, con un asentimiento respetuoso, se retiró para cumplir diligentemente con las indicaciones de su reina.

Aemond, aprovechando la privacidad recién adquirida, sorprendió a Vanessa con una propuesta inusual 

—Plantee la posibilidad de un matrimonio — anunció con solemnidad, capturando la atención de Vanessa.

—¿Un matrimonio? — inquirió Vanessa con asombro — ¿Entre uno de tus hermanos y un Tyrell supongo?—

—Exacto. Madre me instó a considerarlo, y creo sinceramente que sería una unión fructífera — explicó Aemond, avanzando con gracia hacia Vanessa — Ella hallara la felicidad en Alto Jardín. El primogénito de Lord Tyrell es un hombre de nobles virtudes, hábil guerrero y apenas lleva dos años más que Helaena. El lugar, con su hermoso campo de rosas azules y mariposas, sería un entorno perfecto para ella—

El corazón de Vanessa dio un vuelco ante esta revelación. Había asumido erróneamente que el matrimonio propuesto estaría destinado a Aegon o Daeron. Sin embargo, las palabras detalladas de Aemond la llevaron a una conclusión inesperada.

—No — afirmó Vanessa con determinación — No puedes llevarte a Helaena—

—Vanessa, comprende que necesitamos la alianza con los Tyrell. Es cuestión de comprometer a Helaena o permitir que Daemon comprometa a Rhaena — argumentó Aemond con seriedad.

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora