De Fuego y Cenizas

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𝐌𝐀𝐋𝐀𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐈𝐂𝐈𝐀𝐒

Daemon soltó una risa sarcástica mientras contemplaba las llamas danzar en el fuego.

— ¿Qué tan malo puede ser Daemon? — preguntó Rhaenyra.

— ¿Qué tan malo? — rió Daemon mientras fijaba su mirada en las llamas — Uno es más loco que el otro... "loco" queda corto... sádico.

— ¿Los conoces? — inquirió Rhaenyra.

— A cada uno de ellos, excepto a ese pueblerino que parece que Vanessa adoptó como un perro — Daemon señaló con desdén.

— ¿No crees que ella y él sean una especie de amantes? —

Daemon estalló en risas sarcásticas — ¿Mi hija? ¿Y un pueblerino sin herencia ni posición? Por favor, Rhaenyra, Vanessa puede acostarse con un Hightower, pero jamás con un don nadie — Daemon reflexionó por un momento y recordó la relación pasada de Rhaenyra con Criston — Perdón—

Daemon suspiró, sus ojos reflejaban la experiencia de conocer a cada uno de esos individuos.

— Arthur Tyrell, un virtuoso con las armas. No solo lucha, sino que parece danzar en el campo de batalla. Sus movimientos son gráciles y mortales. La gente le teme, no solo por su destreza, sino también por su astucia y habilidad para anticipar cada movimiento del enemigo.Dione de Tarth, la viuda negra. Su historia es tan oscura como su apodo. Su padre intentó casarla con un lord, pero este apareció muerto antes de la boda. Luego, su padre falleció de "causas naturales", y su hermano se negó a casarla por temor a las consecuencias. Dicen que lleva consigo la maldición de la muerte.Kevan Lannister, el quebrantahuesos. Detrás de su apariencia Lannister seductora y su sonrisa perfecta, se esconde un hombre cuyas manos son capaces de vencer a un león. Su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo es casi legendaria.Finalmemte Ramsay Bolton, el carnicero. Hijo bastardo legitimado con una mente perversa. Buscaba unirse a la Guardia de la Ciudad para causar dolor en lugar de muertes rápidas. Su padre suplicó por él, evitando que lo enviaran al Muro. Ahora está aquí, en las filas de mi querida hija  — Daemon concluyó con un gesto sombrío.

Rhaenyra miró a Daemon con expresión de sorpresa e intriga. La diversidad y oscuridad de los perfiles de estos individuos dejaban claro que Vanessa no temía rodearse de figuras impactantes y peligrosas.

Daemon sonrió con malicia y miró a Rhaenyra.

—Los llamaré "Los Cuatro Jinetes ". ¿Qué opinas, Rhaenyra? Parece apropiado —Daemon rió — Igual a ese mito apocalíptico que tienen en Lys —

—¿Esos son los aliados que Vanessa ha elegido? —preguntó Rhaenyra, visiblemente disgustada.

Daemon asintió, llevándose una mano a la barbilla.

—Los Cuatro Jinetes. Vanessa siempre ha sido impredecible en sus elecciones. No tengo claro por qué decidió aliarse con ellos, pero sé que son peligrosos—

Rhaenyra, con una mirada de preocupación, preguntó—¿Crees que mataron a nuestros aliados ?—

—¿Qué si creo?, lo hicieron, ya se encontraron las pieles de los que fueron capturados, algunos fueron desollados vivos —Daemon soltó una risa sarcástica—La política es un juego peligroso, y Vanessa juega con piezas afiladas—En un tono más severo, Daemon agregó—Debemos ponernos en marcha de inmediato. No podemos quedarnos aquí lamentándonos por Lucerys toda la vida. Hay asuntos más importantes que requieren nuestra atención. Deja de llorar y prepárate para la marcha.

—Por otra parte... todo esto se pudo evitar si hu íbamos casado a Jace con Baela— dijo Rhaenyra —Baela no es lo que prometiste —

Daemon frunció el ceño ante las palabras de Rhaenyra. La tensión en la habitación era palpable, y el fuego en la chimenea crepitaba como si también sintiera la tensión entre los dos.