51

2K 206 23
                                    

 𝐒𝐎𝐍 𝐅𝐎𝐑 𝐒𝐎𝐍
𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐡𝐞𝐞𝐬𝐞

¿Qué piensa hacer con Lucerys? —preguntó Cardan mientras miraba a Vanessa. A la reina ya se le notaba la gravidez, y lejos de portar uno de sus vestidos elaborados y repletos de oro, llevaba una capa rota y sencilla.

—Nada. Es nuestra moneda de cambio para parar esta guerra. Yo tengo al hijo de Rhaenyra y Rhaenyra está en nuestra contra. Hijo por reino. Una madre no sacrificaría a su hijo, menos ella—

—¿Usted sacrificarías a uno para mantenerse en el trono? —preguntó Cardan, la duda y el escepticismo reflejados en sus ojos.

—No tengo que estar en esa posición. Mis hijos no participan en esta guerra, al igual que mis pequeños hermanos Aemma, Viserys y Aegon. Son niños, criaturas inocentes que no tienen la culpa de haber nacido en esta familia —respondió ella, y aunque trató de mantener la firmeza, Cardan notó un atisbo de debilidad en su voz. Vanessa era madre antes que reina, y daría todo lo que ha conseguido con tal de que sus hijos estuvieran a salvo. Pero algo tenía en claro: no había lugar más seguro que estando cerca de ella.

—Cambiando de tema, mi reina, la princesa Helaena presenta mejoras. Ayer salimos a caminar por el jardín y mantuvimos una conversación extensa sobre las bugambilias del jardín. No sabía que el rey Aemond le había construido su propio lugar especial —dijo Cardan, y el nombre de Aemond causó cierto repudio en Vanessa por unos segundos—. Perdóneme, no sabía que seguían enojados—

—Sus cosas están en otra habitación y espero que así se mantenga. Él es el rey y yo la reina. Ya cumplí con mi deber de dar hijos a la corona, pero no pienso seguir cumpliendo un papel extra después de lo que hizo —habló ella de forma cortante, sus palabras eran mas gélidas y firmes que de lo común en ella.

Cardan observaba de reojo a Vanessa mientras caminaban por las calles de Desembarco del Rey, iluminadas por lámparas que transformaban la oscuridad en una suave iluminación anaranjada. Nadie en el castillo sabía con certeza por qué los reyes, que derrochaban tanta pasión el uno por el otro, se habían distanciado. En las cenas, ambos ni se dirigían la palabra, y el motivo por el cual Vanessa parecía repudiar tanto a quien había sido su mejor amigo durante años era un misterio.Algo estaba claro: el rey estaba arrepentido de lo que fuera que hubiera hecho. Durante las noches, se le veía caminar por los pasillos, y algunos afirmaban haberlo visto intentar abrir la puerta de la habitación de la reina, encontrándola siempre con el seguro puesto. Otras veces, se lo encontraba observando la ventana de Vanessa desde el jardín, solo para ser recibido con las cortinas cerradas, salvo cuando estaban abiertas y la reina, al darse cuenta, las cerraba sin siquiera mirar a su esposo.

—Mi reina, debo admitir que la situación es insostenible —dijo Cardan, finalmente rompiendo el silencio—. El reino necesita de ambos y...

—El reino necesita una reina fuerte —interrumpió Vanessa, su tono implacable—. Aemond ha perdido mi confianza y, hasta que demuestre ser digno de ella, las cosas seguirán así—

Cardan asintió, pero algo le picaba, queria saber el porque de las cosas, Vanessa lo habia malacostumbrado, era su compañero de chismes y no le habia contado nada acerca de lo sucedido estaba bastante ofendido por aquella accion de ella, hasta habia mandado a Blake para ver si el copero lograba escuchar algo sobre el porque la reina y el rey estaban tan distanciados. Vanessa se detuvo un momento, mirando hacia la puerta del orfanato, sus pensamientos un torbellino de emociones.

—Te contaré de regreso lo que sucedió, no quiero que me des tu opinión de nada de lo que sucedió. Solo quiero a alguien con quien hablar, especialmente después de descubrir que hay un infiltrado dentro de nuestro castillo, una rata que da información a mi padre —suspiró Vanessa—. Eres el único en quien puedo confiar mi vida, tu hermano me salvó la vida y tú también, aquella vez con esa bruja—

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora