Siete

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—Pues... no sé que quieres que te diga.

Solo dime qué sucede entre ese cejón y tú... las redes sociales los mencionan mucho, y eso que mis redes son coreanas. —Me dijo uno de mis hermanos.

—Pues... a caray, no sé.

¿Qué significa a caray? —Preguntó otro confundido.

—Este... no sé cómo explicar eso, y tampoco sé explicar que pasa con Roier.

—Pero él no se llama.... Roier... ¿O si?

—Nop, se llama Sebastián.

¿Y por qué se apoda Roier?

—Pues así quiso él. —Me encogí de hombros.

Ya, Oriana Bayli Park, dinos que es lo que sucede con ese chico, no tiene nada de malo que tengas alguna relación con él, después de todo ya eres una adulta.

—Es que no sé que tenemos. —Murmuré avergonzada. —En realidad no tenemos nada, pero él es muy lindo conmigo... quizás él solo me ve como su amiga y ya.

Espera, ¿A ti te gusta?

—Eh, no... creo.

Si le gusta, se le ve en la carota. —Habló mi hermano japonés.

—Pues si me gusta, ¿Y qué?

Y mis hermanos hicieron su desmadre, emocionados por alguna razón.

—Y yo que pensaba que sería lesbiana, como se la pasaba coqueteando con Baghera. —Se rió uno de los Franceses.

—¡Oye, Baghera es una buena amiga desde hace tiempo!

—Pero yo sí pensaba que ibas a ser lesbiana, no tiene nada de malo, pero ya nos andábamos haciendo a la idea de que nunca tendríamos un sobrino tuyo.

—¿Y qué pasa si yo no puedo tener hijos? —Dije a modo de broma, pero con fingida seriedad.

Bueno, entonces teníamos la segunda opción... obligarte a adoptar.

—Son unos idiotas. —Me reí.

Hermanos, tendremos que ir a México a obligar a ese tal Roier a que tenga sentimientos por Oriana, y los obligamos a casarse.

—¡Oigan, no pueden hacer eso!

—Si podemos, y lo haremos, ya tienes veinte años, casi veintiuno, no vamos a permitir que te quedes igual que Jihoon.

¡No estoy quedado, aún no encuentro a la mujer indicada!

—Saquemos los boletos hoy mismo, entre más pronto vayamos, menos se va a quedar sola Oriana.

Y por si no lo habían notado, mis hermanos hablaban su idioma natal al igual que yo y nos entendíamos, aunque ellos no pueden hablar tan bien el español como yo lo pueden entender muy bien.

Pero con lo que ellos no contaban era que mis padres se iban a molestar, yo estaba segura que nuestros padres no iban a aceptar que...-

Tienen mi permiso para llevarse los helicópteros.

—¿¡Qué!?

Pero tienen que decirle a ese muchacho que Oriana sale de aquí de blanco, ya su madre le dirá que come y que no come.

—¡Papá!

—Valiste. —Me dijo burlón uno.

Y en cuanto menos lo supe, ya tenían mi celular pidiéndole la dirección a Roier, ya estaban empacando sus cosas y las mías, y después ya estábamos en el helicóptero.

GIRLFRIEND | ROIER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora