Tres

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Había llegado a México, después de dieciocho años lejos, se supone que ahora estábamos en Monterrey.

—¿Y en donde naciste tú? —Preguntó Ari mientras estábamos en la camioneta.

Nos habíamos repartido en dos camionetas, los chicos en una y nosotras en otra. En un principio yo iba a ir con Roier pero las chicas quisieron hablar conmigo.

—Realmente no lo recuerdo, yo era muy pequeña, pero sé que era como del centro de México.

—¿Y como es que sabes español? Digo, tus padres no hablan español, ¿O si? —Me preguntó Ama.

—No, no, ellos no hablan español, la cosa es que ellos me pusieron un tutor que me guiará en el español, básicamente él me enseñó el idioma, más que nada para no perder mi idioma natal.

—Pero hablas el español muy bien, o sea, no hablo de la pronunciación, sino que incluso tienes algunos modismos de aquí, mexicanismos le llaman algunos.

—Oh, lo que pasa es que a mí me enseñaron un español muy... correcto, pero pues ya con los años yo ya entendía y sabía hablar el español, así que traté de mejorar más viendo vídeos, entre ellos aparecieron los youtubers como German, Vegetta, Mikecrack, Trollino, Fernan, entre otros, y pues ya me fui haciendo de más palabras, insultos y demás. —Reí.

—¿Y tus papás no te dicen nada de que dices malas palabras?

—Nah, ellos no saben que digo. Bueno, mi mamá si, a veces si sabe de lo que hablo pero en general no entiende muchas cosas.

Finalmente llegamos a la casa de Ari y Juan, ahí nos íbamos a quedar unos días ya que ellos nos lo habían pedido.

—¡Ahí estás! —Exclamó Roier apenas me vió. —¿Qué te dijeron esas mal vibrosas?

—Nomas le dijimos que tus pompis no eran reales y ya. —Le dijo Rivers y él jadeó indignado.

—Si son reales, mensa, toca. —Le dijo y River se rió yéndose. —¿No te dijeron nada raro? Luego se sacan palabras raras como chancludas y eso.

—Ella ya es parte de las chancludas. —Dijo Ama burlona.

—¿En serio? —Me miró.

—Te puedo asegurar que no sé que significa eso. —Le dije.

—¡Ya vengan! Acomodense cómo quepan en los cuartos, y al rato salimos a darle un tour a Ori. —Dijo Juan y yo asentí tomando mis cosas de la camioneta.

—Te ayudo. —Me dijo Roier y a su vez Filis también ayudó.

—Ouh, gracias. —Les dije y ellos asintieron.

Llevaron nuestras cosas dentro de la casa, y luego subimos. Habían dos habitaciones además de la de Juan y Ari, y aparte sus oficinas o donde tienen sus set up.

—Puedo irme a un hotel si no hay espacio. —Les dije.

—Si el chiste es que estemos todos juntos, mi Galleta Oreo. —Dijo Ama pasando un brazo por mis hombros. 

—¿Galleta Oreo?

—Sip, así te voy a apodar.

Me sentía un poco abrumada, normalmente no habían muchas personas con las cuales deba hablar español, pero ahora habían muchas personas hablando español al mismo tiempo, e incluso decían palabras un tanto extrañas que no estaban aún en mi vocabulario.

—Calma, Ori, calma. —Me dijo Roier dándome unas palmaditas en la cabeza.

—Roier, sé que te dije que pienso en español, pero es mentira, quería verme cool y ahora no puedo traducir todo lo que ellos dicen en mi cabeza, hay palabras que no conozco y me está doliendo la cabeza. —Lloriqueé recargando mi cabeza en su pecho.

Roier se rió dándome un abrazo.

—¿Y en qué idioma piensas? —Me preguntó.

—Italiano.

—No mames.

—No es cierto, pienso en Coreano. —Le dije haciendo un puchero mientras me separaba de él. —A veces en inglés para traducir, pero mayormente en coreano.

—Mhm, no puedo hablarte en coreano, pero puedo hablarte en inglés, así podrás estar más cómoda. —Me dijo. —Tranquila, yo te ayudo.

—Gracias Roier, no sé que haría sin ti en estos momentos. —Le dije suspirando. —Me duele la cabeza aún.

—Vamos allá afuera, mientras todos hacen su desmadre aquí.

Los dos nos salimos y tras notar que tenían un jardín con un columpio para dos, los dos fuimos a sentarnos ahí.

—Creo que ya podemos hablar español, solo me sentí abrumada porque todos hablaban al mismo tiempo y no es como que tuviera el traductor del qsmp aquí para traducirlo todo. —Reí.

—Tu tranquila, cuando no puedas traducir dime y yo te digo lo que significa. —Me dijo sonriente.

—Oye, ¿Y qué pasó con tu novia?

—Ah, terminamos hace tiempo, ¿No te conté? —Preguntó y yo negué con la cabeza. —Pues, cuando fue que me ayudaste... pues ella me llamó al final para ver qué onda, y pues ya entre que me reclamaba y yo le decía, pues me dijo que realmente no me quería y que estaba conmigo por la fama. —Se encogió de hombros. —Ya después hablé con Sabi, mi ex de hace tiempo y que es mi moderadora, y ella me aconsejó y así, y pues ni Vicky me ha hablado ni yo a ella, supongo que era mejor eso.

—Oh, ¿Y sabes algo de ella?

—Pues creo ahorita está en algo con el tipo de la otra vez, pero ya no me importa, ya cada quien con su vida y ya. Te digo que luego hablé con Sabi, y ella me aconsejó, me dijo que si me hubiera querido no habría hecho lo que hizo, y pues si, la verdad si es eso.

—¿Por qué terminaste con Sabi?

—Pues... no sé, o sea, estamos en buenos términos y eso, pero ella estaba ocupada con su escuela, y yo estoy en esto del stream, no teníamos tiempo así que solo nos dimos un tiempo, y luego ese tiempo se convirtió en una separación definitiva. Pero nos llevamos bien, no hubo nada malo entre los dos.

Ambos seguimos hablando de cosas muy personales, cosas que solamente los dos sabríamos ya que ni yo ni él teníamos la confianza como para contarle al público o a los chicos con los que ahora estábamos.

Después salimos de la casa ya que íbamos a ir a la tienda a comprar cosas para hacer una carne asada, y luego decidieron darme un tour por casi todo Monterrey.

Terminamos muy agotados, pero aún así hicieron la carne, todos estábamos felices y a gusto con los otros, grabamos algunas stories, cantamos, bailamos, y demás hasta que nos ganó el sueño y cada quien se fue a dormir.

—Roier, si me tocas los pies te mato. —Le dije ya que justamente mis pies daban hacia él. —Odio que me toquen los pies.

—No te preocupes, la única forma en que los toque va a ser cuando esté bien dormido y ni me voy a dar cuenta hasta que me hayas matado y yo esté con mi alma ahí flotando. —Dijo adormecido.

Me dio ansiedad no lo iba a negar, no me gustaba que mis pies tocaran los de alguien más, o que pies de alguien más me tocaran, así que mejor me moví quedando al lado de Roier.

—Ay, ¿Qué pasó? —Preguntó.

—No me voy a arriesgar a qué me toques los pies de ninguna forma. —Le dije envolviendo mis pies con el mismo cobertor, y luego me acomodé cuál feto al lado de él.

Escuché a Roier reír antes de caer ambos dormidos.

GIRLFRIEND | ROIER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora