Veintiuno

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—Ya deja de verlos, es incómodo hasta para mí. —Se quejó Mariana fingiendo un escalofrío.

—Es que... no puedo creer que la perdí. —Bufó bajándose la gorra para ocultar su cara, sin éxito.

—Pues la verdad estuviste muy pendejo, ahora sí como dice mi abuelita, lo tenías todo y lo perdiste.

—Eso lo dice Alejandro Fernández, idiota, y es una canción. 

—Pero mi abuelita también lo dice.

—El problema es Roier mien, dejemos de lado lo que dice tu abuela.

—Ah si, estás bien pero bien pendejo, baboso, menso, idiota, cara de culo.

—Ya déjenme, sé que la cagué.

—El pedo es que no nada más la cagaste un rato, la cagaste casi dos años, y en esos años el Quackity te ganó, ya acéptalo, y no los estés viendo tan así porque neta si es incómodo.

—¿Qué puedo hacer?

—Solo dejala ser feliz, y si ella es feliz con Quackity, pues ya, déjalos, no la supiste valorar ya ni modo.

—Pero quiero que esté conmigo.

—Mien, eso ya es toxicidad, ya déjala, si no es para ti no lo es y ya.

Roier miró nuevamente a la pareja que ahora estaba comiendo helado mientras hablaban de cualquier idiotez.

—Ojalá fuera un fanfic y la magia del guión volviera a hacer que Ori regresará a mi.

—Pero no lo es, ya déjalo así.

—Es que no quiero darme por vencido, así como dice la canción, quiero seguir luchando por ella.

—Nembre mien, ya dale un pinche sape a ese wey o yo lo mato, es bien terco, carajo.

—Dejalo, solito se va a dar en la madre, deja que se entere.

—¿Enterarme de qué?

—Ori y Quackity ya son novios. —Dijo Aldo bebiendo refresco. —Llevan un mes creo, pero no lo han hecho público.

Y el alma se le cayó a los pies a Roier.

Oficialmente la había perdido.

—¡Alex! ¡Alex! ¡Ya! —Exclamé riéndome mientras él trataba de darme helado en la boca, pero al moverme lo único que lograba era mancharme la cara. —¡Me estás ensuciando!

—Pues ya deja que te dé helado, sabe bien rico, pruébalo. —Me dijo riéndose.

—Los odio. —Gruñó Roier mirándolos.

—Pinche mal vibroso, ya bajale o neta te voy a plantar unos buenos putazos.

—Yo pude haber estado en el lugar de Quackity. —Dijo sacando una botella de quién sabe dónde y luego saco un vaso para después servirse el alcohol, sin más que decir se bebió el shot de vodka.

—¿De dónde verga sacaste eso?

—La magia del guión supongo. —Dijo haciendo muecas por el sabor.

—Casi casi escucho la canción del Rey León, la de: “Esta nocheee es paaaaraaa amarrrr”. —Se burló Ari llegando con los chicos. —Son lindos juntos, nunca me imaginé que Quackity y Ori terminarían juntos, siempre imaginé que sería Ori y Roier juntos.

Roier fingió llorar y se empinó la botella entera.

—Ya no le recuerdes al niño. —Le dijo Aldo tratando de quitarle la botella. —Anda todo aguitado porque quiere que Ori esté con él, que porque quiere tenerla con él y eso.

—¿O sea como? ¿No quieres estar con ella, pero tampoco quieres que esté con alguien más?

—Claro que quiero estar con ella, y por supuesto que no quiero que esté con alguien más.

—Pero piensa que Quackity no le haría daño, ella ahora es feliz con él, ¿Qué más da si no está contigo? No seas egoísta otra vez, porque por egoísta terminaste sin ella.

Y lo que terminó por matar a Roier, fue ver cómo Ori y Quackity se daban un beso.

—¡No seas pendejo! ¡Roier!

—¡Ya basta ustedes dos!

—¿Qué te sucede? —Pregunté confundida mirando como Roier se acercaba.

—¡Estoy harto de verlos!

—Pues vete a otro lado, nosotros estábamos aquí desde antes.

—Quackity, decídete ahora, ella o nuestra amistad. —Señaló Roier.

Me quedé boquiabierta ante aquello.

—¿De qué hablas? ¿Estuviste bebiendo? —Cuestionó Quackity mirando la botella en las manos del más alto. —Roier, eres un excelente amigo, y de ninguna forma me gustaría perder tu amistad, pero Ori ya es parte de mi vida, no quiero perder a ninguno.

—¡Entonces a partir de ahora ya no somos amigos! ¡Prefieres un culo que una amistad!

Me levanté de dónde estaba, y sin decirle nada le di una buena cachetada.

—Te desconozco, Sebastián, y sinceramente me decepcionas. —Le dije para después tomar mis cosas y darme la vuelta.

Pero no pude aguantar y me solté a reír, pronto todos los demás lo hicieron dejando a Roier confundido.

—¿Qué pasa? ¿Por qué se ríen?

—Esa fue mi venganza, Spanky. —Me burlé girándome hacia él.

—¿De qué hablas?

—Tu fingiste tener una relación, y yo también lo hice, gracias por todo chicos, nada de esto se hubiera logrado sin ustedes. —Sonreí y los chicos solo rieron. —Te lo merecías.

—¿O sea que tú y Quackity no son novios?

—No, somos mejores amigos. —Le dijo Quackity.

—¿Y por qué se besaron?

—No nos besamos, quizás por el ángulo lo viste de esa forma.

—Entonces... ¿Tu... me quieres?

—Nunca he dejado de hacerlo, a pesar de toda la mierda que hiciste.

Roier tiró la botella y luego me tomo de la cintura para acercarme a él y besarme.

—Ay, adoro los finales felices. —Rió Quackity.

—Deja de ignorar lo que tenemos, y pídeme que sea tu novia. —Le dije.

—No voy a desaprovechar las oportunidades de nuevo. —Murmuró. —¿Puedo ser tu novio?

—Puedes. —Sonreí y nuevamente nos besamos.

Nuestros amigos gritaron emocionados por nosotros y en celebración Mariana sacó otra botella de quién sabe dónde.

Mi familia que aún seguía aquí, apenas se enteraron pidieron hablar a solas con Roier, y tras dos, casi tres horas, salieron. Mi familia muy feliz, y Roier parecía traumatizado.

—¿Qué te dijeron? —Pregunté curiosa.

—Nada, nada, nomás que te haga feliz y ya. —Murmuró tragando saliva.

—Oh, que bueno. —Sonreí.

Y luego, lo hicimos oficial en redes sociales, haciendo que la gente hiciera un caos.

Unos que estaban felices, otros que estaban confundidos ya que no había mucha interacción entre nosotros, y otros que estaban en desacuerdo porque Sabi y Roier debían estar juntos.

Cualquier cosa daba igual, porque ambos estábamos juntos y eso era lo que contaba.

GIRLFRIEND | ROIER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora