Diecisiete

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—Bueno amigos, ya estoy de vuelta en Corea, por fin estoy en mi clima. —Sonreí acomodándome en el sillón. —En serio que en México hace mucho calor, para mí es un poco insoportable, teniendo por hecho que yo estoy en un país en donde generalmente las temperaturas son bajas.

Estaba a mitad de un juego de terror, con luces apagadas, nada de sonido, super concentrada, cuando mis hermanos irrumpieron en mi habitación gritando como locos para después cantar lo de feliz cumpleaños mientras mis padres sostenían un pastel.

Grité como nunca en mi vida, incluso sentía que me desmayaba.

Luego de recuperarme de mi susto, mi madre me recomendó no comerme el pastel, ya que me había asustado feo y podría pasarme algo. Así que solo soplé las velas, y partí un pedazo.

Y luego de eso se quedaron en mi habitación, todos hablando en inglés para que la audiencia pudiera escuchar y entender un poco sus anécdotas conmigo.

—Oh, recuerdo una vez que habían abierto un local de Burger King, fuimos ahí y comimos, pero al tener siete hijos no era muy sencillo, los pequeños diablillos salieron corriendo hacia la zona de niños cuando acabaron, pensamos que se habían ido todos para allá así que nosotros también corrimos con ellos. Estábamos tranquilos ya en la zona de niños, fingiendo echarles el ojo, pero en realidad nos estábamos comiendo un helado a escondidas. —Se rió mamá. —Pero después de un rato contamos las cabezas de nuestros hijos, y nos faltaba Oriana, nos pusimos como locos buscándola. Tuvimos que hacer que sus hermanos también nos ayudarán a buscarla. Y ya cuando la encontramos estaba con otra familia.

Mis padres se echaron a reír y yo solo me tapé la cara con vergüenza.

Yo recuerdo una vez que fuimos a una plaza de las de Seúl, y en esos tiempos habían muchos eh... creo que se llaman brincolines o inflables, de esos que tienen formas de castillo y esos, bueno, el punto es que esa vez solo estaba Émile y Oriana conmigo, porque los demás estaban con su mamá, y me pudieron subir a esa cosa, yo le di el dinero al encargado y los dos se subieron. Sinceramente yo ni les estaba poniendo atención porque estaba chateando con su madre, y cuando escucho gritos de auxílio. —Dijo y soltó una carcajada, yo me puse colorada. —La pobre Oriana se había caído del inflable, y se había atorado entre éste y la pared, pobre niña no podía salir. Y Émile estaba asustado, tanto que lo único que hizo para sacarla fue agarrarla de la coleta del cabello y la levantó para sacarla de ahí.

—Desde entonces soy claustrofóbica. —Bromeé.

—Yo tengo una anécdota. —Dijo Jihoon sonriendo burlón. —Ahorita me acordé porque papá dijo que Émile te había sacado del cabello. Mi anécdota se remonta a cuando Ori tenía aproximadamente cinco y yo tenía veinte ya, de hecho fue por fechas de mi cumpleaños. La cosa es que por mi cumpleaños, mis padres quisieron hacerme un regalo de ir a un parque acuático con mis amigos. Y pues bueno, la única condición era llevarme a Oriana y a Émile, quienes al ser más pequeños pues nunca habían ido a ese tipo de lugares. Acepté porque soy un buen hermano y sabía que los cuidaría. Nos subimos a muchos juegos tanto como para niños como para adultos, aunque en algunos ellos no podían subir debido a que eran pequeños, pero hubo uno en donde el juego simulaba olas de mar, pero eran muy fuertes. Les dije a mis amigos que todos tenían que estar al pendiente de mis hermanos, porque casi el inflable salvavidas no les quedaba y podrían salirse. La cosa es que ya estábamos adentro, y yo estaba junto a Oriana, la había salvado de muchas pero en una de esas Émile casi se cae, y por ayudarlo a él se me olvidó Oriana, cuando llegó una ola, ella se cayó del inflable, y la muy mensa no sabía nadar.

—Claro que no sabía, tenía cinco.

—La cosa es que para agarrarla, y como había mucha gente, no podía verla, solo veía su cabello, así que dije chingue su madre y la agarré del cabello y la subí de nuevo en su inflable. Oriana me odió en todo el camino, pero era eso o que las mismas olas la sacarán muerta.

—Eso no me dio risa.

—Pero te salvé, babosa.

Después de que cada uno contará sus anécdotas, salieron de mi habitación y yo pude seguir con mi juego.

—¿Qué? ¿Quién está viendo? —Pregunté yendo a ver quién veía mi stream. —Vaya vaya, miren a quien tenemos aquí.

Habían dos personas viéndome, una era Quackity, y la otra era Roier.

—Quackity, deja de andar de chismoso. —Me reí.

Mi chat pasó de mencionar a Roier, a mencionar a Quackity.

—Oye Quacks, ¿Tienes tiempo? Quizás podamos jugar algo ahora, o si no puedes mañana o no sé. —Reí. —¡Ah, chinga tu madre! ¡No me persigas!

Pronto Quackity regaló algunas subs en mi chat, y dijo que estaba disponible ahora.

—Hagamos llamada en discord.... ay, coyeye, coyeye. —Murmuré mientras trataba de que mi personaje corriera más rápido.

—Okay, let's goo. —Dijo apenas entró a la llamada y yo me reí. —Oye, ¿viste que Voldemort está viéndote?

—¿Quién es...? Ah, ya, si, pero equis. —Viré los ojos. —¿Qué quieres jugar, mi Quackity Quack?

—¿Ese juego que estás jugando tiene para Multiplayer?

—Sip, pero tendríamos que iniciar de nuevo todo.

—Sin falla, deja lo descargo, mientras sigue jugando para que sepamos que pedo.

—¡Deja de perseguirme, coño!

—Ora, la esquizofrenia. —Dijo Quackity.

»¿Puedo jugar?«

Era de Roier, miré su donación de reojo y volví al juego.

—Disculpa, solo estamos Quackity y yo, luego hacemos un juego con seguidores. —Murmuré y Quackity se rió.

—Culera. —Me dijo y yo sólo reí.

—¿Por qué? ¿De quién era?

—Ya nada, ya lo descargue. —Me dijo.

Y entonces nos pusimos a jugar.

GIRLFRIEND | ROIER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora