Capítulo 27.

131 11 3
                                    

El silencio se hizo presente. Sus palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez, intentando darles un sentido a esta situación. Mi mirada viajó a Helena, la cual solo me miraba esperando una respuesta, pero a los segundos en los que cruzamos miradas, no tardó en ser la primera en hablar.

–¿A qué se refiere con ellos? –preguntó mirando nuevamente a esa mujer.

El que parecía ser el padre de Daniel solo nos miraba, parado a un lado de aquella mujer en silencio, observando y analizando cada reacción que daba, haciendo que mi piel se helara.

Un enorme miedo comenzó a crecer en mí.

¿Ellos? ¿Quiénes eran ellos?

Miré a esa mujer en busca de una respuesta, pero ella solo me miraba atentamente. Finalmente sonrió de manera sutil, llevando sus codos al escritorio frente a nosotros y juntando sus manos de forma en que sus dedos quedaran entrelazados.

–Melissa –finalmente habló–, hace unos años tuve ciertos problemas con algunas personas poco... comunes – hizo una pausa helando mi corazón–, ellos solían perseguirme como si fueran sombras –esa última palabra tensó completamente mi cuerpo, haciendo que me alejara de la mesa.

–¿Sabe quiénes son? –preguntó Helena, al contrario de mí inclinándose adelante con una expresión seria.

–Si, pero eso terminó hace mucho.

–¿Qué clase de respuesta es esa?, llamaré a la policía y los acusaré por estar cubriendo a unos acosadores –exclamó enojada.

Aquella mujer negó con suavidad –Las personas que yo conocí no tienen que ver en esto.

–¿Entonces? –Helena alzó una ceja.

–Digamos que estoy segura no fueron ellos –ella volteó a verme–, pero no sé quién te siga a ti.

Nuevamente me tensé, finalmente hablando.

–¿Por qué me siguen?...

–No lo se –respondió con sinceridad, recargándose en el respaldo del asiento–, pero debes ser importante para ellos si están siguiéndote. ¿Dime, Melissa, alguien más lo ha visto?

–Yo –respondió Helena rápidamente, inclinándose aun más en la mesa. 

–¿También te siguen?

–Claro que no, solo estaba ahí y lo vi. Volviendo al tema –Helena se giró apuntando a Daniel–, él es el principal sospechoso.

Me giré a mirar a Daniel, el cual tenía su mirada fija en mi, haciendo que toda mi piel se erizara ante tal intensa mirada.

–Daniel –habló por primera vez aquel hombre aún lado de la rubia, de forma imponente.

Daniel finalmente apartó su mirada de mi, mirando a sus padres para responder.

–En la fiesta, un hombre dejó caer unas llaves, así que lo seguí para dárselas. Su rostro estaba completamente cubierto de negro, pero creí que era su disfraz.

–Excusa barata –recriminó Helena, causando que ambos tuvieran un choque de miradas asesinas.

–Daniel... –intenté vocalizar– siempre aparece después de que veo a la sombra.  

–Ahí lo tienen, es cómplice –acusó Helena.

La mirada de Daniel se sentía punzante en mi nuca, pero me negaba a mirarlo a los ojos después de tal acusación indirecta.

La mujer paseó su mirada por mí y luego por Daniel, esperando una respuesta.

–Yo... –finalmente habló otra vez– lo vi.

Huyendo De Las Sombras. © ✓ [Sin corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora