Capítulo 34.

140 13 9
                                    

« Daniel »

–Callense, bola de inútiles –me quejé mostrándole el dedo del medio a Helena y Erick, mientras oía detrás como Eva y Sabrina gritaban con emoción.

¿Por qué festejan más que yo? Que idiotas son.

Salí de la casa buscando con la mirada a Melissa. Me sorprendió mucho no verla en la puerta cuando salí de la casa de Sabrina.

–¿Melissa? –pregunté algo perdido. Miré hacia todos lados sin lograr verla. Di unos pasos hacia delante y ahí fue cuando mi pie chocó con algo en el suelo. Me agaché, tomando del suelo una pulsera color violeta. Fruncí el ceño confundido, y cuando noté en el suelo algunas huellas hechas con lodo me levanté con rapidez. Eran huellas muy grandes para ser de Melissa.

Me dirigí corriendo hacia el auto.

Carajo. Eres un imbecil, Daniel.

Me maldije a mi mismo, mientras entraba al auto comenzando a conducir. Tomé mi teléfono marcando el rastreador que le había dado, pero la pantalla marcaba solo un "fuera de alcance". Jodida mierda.

Golpee el volante con enojo e impotencia. 

Melissa, ¿dónde estás?

*

« Melissa »

No sé cuánto tiempo paso, pero cuando volví a abrir los ojos, todo estaba borroso, no había ruidos, más que el de un...¿motor?

Me incorporé de a poco, pero cuando intenté sentarme, alguien me sujetó con fuerza del cabello, jalandome la cabeza hacia atrás. Ahí fue cuando noté que mi boca y mis manos estaban amordazadas. El pánico recorrió todo mí cuerpo, mi mente se nubló, mi corazón se aceleró con locura.

–Hola... Melissa –la voz de esa persona detrás de mí sonaba aterradora, aguda y con un temblor de locura. No tardé en comenzar a sentir mis lágrimas deslizándose por mis mejillas –. ¿Por qué lloras? ¿No me reconoces? Soy tu amigo... el que siempre estuvo ahí –se acercó más a mi oído para decir la última frase, causando un pánico inmenso en mi, el cual hizo que me retorciera intentando alejarme– quédate quieta, maldita sea –seguido de esto, un fuerte dolor se sintió en mi frente. Él había golpeado mí cabeza contra la puerta del auto, haciendo que quedara débil, mientras unas gotas de sangre marcaban un camino por mi frente.

Mis piernas fallaron y caí. Él me tomó por los brazos y comenzó a caminar arrastrándome. Era un descapado, no había nadie ni nada a la vista, solo árboles y lo que parecía ser una casilla en medio de la nada.

–Bien, Melissa –comenzó a hablar mientras me acomodaba en el suelo del lugar, atando mis manos a una especie de cañería –, si te portas bien, te sacaré la mordaza, ¿de acuerdo?

Me quedé en silencio. Pero no fue un silencio manso y tranquilo, fue un silencio de terror en el momento en que pude ver su rostro. La mitad de su rostro parecía estar quemado, dejando que su aspecto sea escalofriante, sin contar con la sonrisa que traía, la sonrisa más retorcida que jamás había visto en mi vida.

–Buena niña –seguido de ese cumplido, solo quitó la mordaza de mi boca. 

Mis extremidades temblaban, mi respiración era agitada y mis sollozos llenaban el silencio.

–¿P-por q-qué? –intenté hablar, pero mi voz era demasiado temblorosa.

–¿Por qué? ¿Por qué esto? Es verdad, tu no lo sabes –sonrió con diversión–. ¿Recuerdas ese día, hace un año? –mi corazón se paró– Yo iba volviendo a mi casa con mi esposa, al final había vuelto a tener una vida normal después de lo que le pasó a la asociación –él tomó mí mentón con fuerza, haciendo que lo mirara fijamente– pero hubo un accidente. Una estúpida, maldita, jodida y despreciable joven se atravesó, haciendo que choquemos –mi piel se erizo, mis sollozos se volvieron más fuertes– lo recuerdas, ¿verdad, Melissa? ¿Recuerdas como peleaste con esa jodida amiga tuya? –tomó mi cabello con fuerza, jalando mi cabeza hacia atrás– Esa jodida hija de puta que salió a buscarte e hizo que perdiera todo lo que me mantenía cuerdo, ¿lo recuerdas, verdad? –su voz parecía contener demasiado enojo, sus labios temblaban con ira, mientras comenzaba a sacar un cuchillo de su pantalón, dejándome sentir el frío metal de este en mi cuello.

Huyendo De Las Sombras. © ✓ [Sin corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora