Capítulo 21.

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Helena García.

¿Quién diría qué terminaría siendo la persona a la que vendría en busca de ayuda?

Mi yo de hace unos meses me patearía la cara, pero como siempre dije, a momentos desesperados, medidas desesperadas.

Maldigo el momento en que tuve que venir aquí, hasta la vibra se vuelve densa en este lugar.

Estaba parada frente a la escuela a la cual iba con Diana y Diego. Esa escuela donde había pasado tantos momentos malos, también bueno, pero ahora mismo solo recuerdo los malos.

Escondida detrás de un árbol para que ningún conocido me viera, la vi pasar. Ahí iba, junto con Cristina, Jenna y Victoria. Helena iba caminando mientras sonreía y saludaba a todas las personas que se despedían de ella, en su mayoría chicos que parecían estar idiotizados ante su presencia.

Dudé unos segundos, pero finalmente salí de mí escondite para ir hacia ellas.

–Helena. –pronuncié en voz alta y clara.

Ellas se giraron.

– ¿Esa no es Melissa?– rápidamente Cristina se acercó a mí con una sonrisa sobrante. – parece que veo un fantasma, ¿vienes a disculparte por lo de la última vez?

– Helena, tengo que hablar contigo.

– ¿Me estás ignorando?

Giré mí cabeza en su dirección viéndola de mala gana.

– No vine a hablar contigo.

– Oh, vamos, ¿sigues molesta?, no eres más que patética viniendo hasta aquí para hablarme de esta manera. – ella sonrío mientras a sus espaldas oía como sus amigas se reían junto con ella.

– Mírala, sigue siendo igual de grosera que siempre. –afirmó Victoria acercándose hasta donde estábamos.

Antes de que me diera cuenta ellas estaban rodeandome.

–Oigan, ya basta. –oí como alguien hablaba detrás de ellas, intentando alejarlas de mí.

–¿Basta?, te estamos defendiendo, Lena. – se defendió Victoria, mientras a su lado Jen comenzaba a murmurar cosas por lo bajo junto con Cristina.

– Es verdad, perdóname. Quizá deba llamar a Diego para que te defienda y así sea más justo, ¿no crees?

Las palabras salieron de la boca de Cristina y retumbaron en mí. Mí paciencia llegó a un límite.

–Yo no necesito a nadie, no soy como tú, que necesitas a todas tus mascotas para defenderte.

–¿Qué dijiste? – dijo Cristina con molestía acercándose aún más hacía mí, pero antes de que pudiera hablar alguien la detuvo.

– Suficiente. – Helena tenía una expresión seria detrás de ellas, mientras se cruzaba de brazos. –ella vino a hablar conmigo, no con ustedes, así que ya callense.

Que sorpresa.

–Oye, no le estamos haciendo nada.

–¿Qué necesitas, Melissa? –ignoro a Cristina, la cual hizo una expresión casi poética para mí.

–Quiero hablar contigo en privado, es sobre la otra noche.

La mirada de Helena cambió a una más de intriga.

–Ven conmigo.

Helena comenzó a caminar, dejando a las otras chicas detrás, mientras se oía a lo lejos como se quejaban y miraban de mala gana como yo iba detrás de ella mirándolas con una sonrisa de satisfacción.

Huyendo De Las Sombras. © ✓ [Sin corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora