Capítulo 2

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-De acuerdo perrito, no tengo nada para darte de comer pero espero que te..gusten...¡las zanahorias!

Segundos antes había revisado el refrigerador en busca de algo comestible para mi nueva mascota. Y no había más que 3 rebanadas de pizza, un paquete a medias de jamón rebanado y 2 zanahorias.
"Necesito otro trabajo para comprar despensa, no me durará más de dos días"
El cachorro solo observaba atento a mi mano, al parecer sí le llamaba la atención la zanahoria que había sacado así que decidí entregársela. Extrañamente el perro no se veía de completo abandono, su pelaje estaba limpio, corto, y no lucía desnutrido. Quizá recién se habría escapado de su hogar y nadie lo ha buscado aún.
Demonios. Comenzaba a ilusionarme con la idea de tener una mascota y vivir al día con él (aunque eso de pasar hambre junto conmigo sería cruel...) Ni modo, tocará publicarlo en algún sitio para que encuentren al perro bajo mi resguardo, ¡quizá consiga algo de recompensa!
Despistadamente saqué mi celular y tomé una fotografía del perro, que se viera bien su raza, tamaño y color. El bonito color café rojizo resaltaba en ese pelaje blanco. Éste en respuesta solo me miró curioso en cuanto terminó de comer, no podía saber si quería otra zanahoria. Quizá echaría un vistazo en internet sobre cómo entender a un perro según la postura de sus orejas, cola, y eso.
¡Pero primero la publicación!

-Ok perrito, subiré un par de pisos a con el vecino que tiene impresora y regreso, ¿va? Espera aquí y pórtate bien. Solo espero que no cobre mucho por un par de copias...

Mencioné antes de salir por la puerta y cerrar ésta detrás de mí. Había un vecino en el edificio que tuvo negocio de papelería antes pero por alguna razón quebró y vendió mucho de su producto, pero la impresora y algunos aparatos más se los quedó. Se había ofrecido hace unos meses cuando me vio cargar papeles al subir las escaleras (con solicitudes de empleo para ser exactos) y me vino bien. Era necesaria cada vez mi identificación en copia para cada entrevista.
Toqué sutilmente la puerta pero no hubo respuesta, no escuchaba ruido a través de ella si pegaba mi oreja. Supuse que salió así que volví a bajar a mi piso.
Realmente no tardé más de 15 minutos en ello pero cuando regresé a mi domicilio, noté algo extraño de inmediato.
Justo en frente mío, en la pequeña mesa que usaba de comedor, había un sobre color amarillo algo arrugado. Era pequeño, lo justo como para que hubiera algún billete o tarjeta.

-¿Pero qué mier...? ¡Hay dinero aquí, loco!

Al abrirlo fue grande mi sorpresa cuando vi billetes, realmente no esperaba que esto pasara. Para empezar, ¡ese sobre no estaba ahí!
¿Tanta es mi necesidad que manifesté dinero? Inspeccioné el sobre pero solo estaba arrugado, no parecía viejo. Y todo en mi casa estaba cerrado como para que entrara alguien.
¿Diosito, eres tú? Con toda la desconfianza pero ilusión del mundo, conté el dinero y lo guardé en mi cartera. Era poco más de dos mil pesos, con la renta y recibos recién pagados esto me servía demasiado para surtir una despensa.
El perro se me unió enseguida, con su boquita abierta y expectante a mi completo cambio de humor. Quien sea que me haya traído este sobre...¡le estaba eternamente agradecido!
Acaricié su cabeza y sonreí levemente, con esto podría ofrecerle algo bueno de comer también así que no esperaría más.
Lo que fácil llega, fácil se va. Pero esto era por una razón más que mi supervivencia, la de mi nuevo compañero.

Lamentablemente no tenía una correa para llevarme al cachorro, aunque creo que tampoco podría entrar porque no permitían animales. Pero cuando regresé a casa me encontraba muy contento con 3 bolsas llenas y surtidas de todo, hasta compré la correa y varios sobres de comida.
Sonreí enormemente, acomodando todo en su sitio y sintiendo un enorme alivio en mi alma. Aún así no podía confiarme sin seguir buscando trabajo. Esto me duraría al menos una semana y el perrito quizá seguiría conmigo.
O quizá no. Si volvía al parque mañana como de costumbre, tal vez encontraría a su dueño ahí. Me generaba tristeza que sucediera tan pronto pero siendo realistas, no podría mantenerlo a salvo conmigo si seguía sin obtener un empleo fijo.
Abrí un sobre de comida y lo vertí en un tazón viejo. Yo ya estaba desanimado como para comer algo, por lo que me fui a recostar. Tampoco era como que tuviera mucho sueño pero en cuanto toqué mi cama, mis párpados se sintieron muy pesados. Dormir. Creo que necesitaba dormir ya y mi cuerpo no lo quería asimilar, las 8 pm era muy temprano a mi parecer. Pero de immediato dormité.

Y entre sueños escuché a una grave y desconocida voz decirme "Gracias por la comida".

¡¿Y MI MASCOTA?! | Guapodúo/CellboierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora