Capítulo 4

5.4K 566 116
                                    

-Buenos días.

-¿Ah? Sí, buenos días.

Cuando noté que ya estaba puesto el sol a eso de las 9:00 am, decidí salir de mi habitación y preparar algo de comer. Por un corto momento había olvidado la existencia de ese hombre-perro que recogí el día anterior. Pero volví a la realidad cuando me saludó al salir.
Él se encontraba sentado en el suelo, justo en la entrada de la habitación como un perro guardián.
Mi corazón se agitó solo un poco, podía ver en su rostro algo de tristeza y preocupación, una faceta muy diferente a lo que vi en la madrugada. Ese seriedad con la que hablaba, proclamándose a sí mismo nuevo habitante en mi piso, no era nada comparado a como lucía esta mañana. Además, creo que tampoco pudo dormir.

-Quiero saber algo.

-Dime.

-¿Por qué quieres vivir conmigo? Digo, no tengo nada que ofrecerte más que un techo.

-Eso me es suficiente.

-No, no entiendes. Apenas puedo cuidarme de mí mismo, apenas puedo vivir al día y comer algo.

-Entonces, ¿por qué siendo un perro decidiste recogerme?

-Yo... -Mis mejillas comenzaron a calentarse.
Ni siquiera a Quackity le había comentado todo lo que pasó el día de ayer. Fue todo un caos y seguía sin entender por qué me pasaba a mí.

"Tal vez porque...me sentía solo..." Quise responder.

-¿Cuál es tu nombre? Ahora que lo pienso, tú mismo te llamaste "Perro" antes.

-No tengo un nombre en específico. Soy una persona de la calle, no tengo familia ni dueño.

Esa última palabra, por alguna extraña razón me causó un cosquilleo en el estómago. Era raro escuchar de alguien diferente, decir eso.
Más bien alguien a parte de mí. Porque aunque yo tuviera familia, nunca sentí apoyo por parte de ellos. Cumplieron hasta mi adolescencia con mis estudios, y no me dieron más. "Ya no eres nuestra responsabilidad" No fueron sus palabras exactas pero así se sintió.

-¿Cómo es que tenías dinero entonces?

-Eh...prefiero no hablar de eso. -Comenzó a rascar su nuca mientras soltaba una risita nerviosa.

-¿Asaltaste a alguien?

-¿Qué? ¡No! B-Bueno...

-¡¿Le robaste a alguien?!

-¡No es malo! Era un tipo viejo que antes me había pateado en el parque. No pude atacarlo porque fue más mi dolor que me impidió actuar. Pero cuando lo vi borracho, tirado en el suelo afuera de una cantina, obviamente no lo dudé. Tomé su cartera y huí de ahí.

-Esa persona pudo no haber llegado a casa. Pudo no haber comido al día siguiente, o su familia.

-Esa persona lastimó a un animal que NO le hizo nada. Estuviera borracho o no, no lo justifica. Está penado.

-Entonces debiste acusarlo.

-¿Cómo? ¿Debía ir con la policía y decirles "oye, este sujeto pateó a un perro", que te pregunten a cuál y tener que convertirte en uno frente a ellos para que te crean?

-Pues...¿sí?

-Pues no es tan sencillo. Quizá a ti te suena lo más fácil y coherente del mundo porque ya me viste. Pero para los demás no... Yo solo soy un fenómeno.

Dicho esto, él se dio media vuelta y se alejó de mí. Para mí era una tontería lo que estábamos conversando (referente al robo), pero poniendo más atención, era un tema delicado para él.
Y es que admitámoslo, para el mundo le sería descabellado ver a una persona como él. Porque eso era, solo una persona diferente. No un fenómeno.

-Lo siento...

-Descuida. He tratado de lidiar con ello toda mi vida, pero sigue siendo difícil.

-¿Toda la vida has sido así?

-Desde que tengo memoria. Cuando era más chico mis cambios eran incontrolables. Todo el tiempo debía usar una especie de gorro que cubriera mis orejas, y de pantalón, siempre eran tallas extras para que no incomodara si llegaran a aparecer. Obviamente me veía ridículo. -Él se rió nuevamente, y yo junto con él.- Mis padres trataron de tenerme encerrado todo el tiempo. No lo decían directamente pero para ellos siempre fui un monstruo. Nunca hubo explicación de por qué, los doctores no sabían nada. No había rastros de algún gen hereditario. Solo sucedía...
Cuando cumplí 16 años, ocurrió el cambio total. Recuerdo bien que quería sentirme libre como un animal. Ellos podían ir y volver. Podían comer en la calle, andar más rápido que un humano, jugar y esconderse donde fuera. Y qué decir de la gente. Si eras lindo, era seguro que te darían mimos y te hablarían bonito. Te darían cariño sin dudar...
No quise verme más como un humano. Así que cambié y huí de casa.

-¿Y llegaste al parque donde te encontré?

-Mucho tiempo después, pero sí. He vivido en muchos barrios, mucha gente me ha adoptado y echado, otras veces me he escapado. Han pasado muchas aventuras antes de llegar a ti.

-¿Y por qué? Si querías ser libre, si te has escapado... ¿Por qué quieres estar conmigo?

-Porque te veías como yo... Solo.

¡¿Y MI MASCOTA?! | Guapodúo/CellboierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora