Capítulo 5

5.3K 543 155
                                    

-Yo no estoy solo.

-Lo estás. Llevo tiempo observándote, vas cada día sin falta a ese parque a llorar.

-¡Yo no lloro! -Pausé como por dos segundos.- ¡Ok, no todo el tiempo!

El castaño solo bajó la cabeza y comenzó a reír, yo en cambio, comencé a calentarme por el sonrojo.

-De acuerdo. Si vas a vivir aquí, tendré que poner algunas reglas.

-Comida.

-¡Sí, regla no. 1 "Conseguir comida"!

-¡No! Que quiero comida, tengo hambre.

-Oh, yo también tengo hambre... ¡De acuerdo! Comamos algo ahora y las reglas después.

Pasó al menos una hora en la que nos la ingeniamos para preparar unos sándwiches (por más fácil y rápido), y comer. Debo admitir que fue la hora más incómoda de mi vida.
Y no es porque me incomodara el sujeto, podía decir que me caía bien hasta ahora. Pero no hubo conversación.
Tengo muchas preguntas en mente pero el miedo de que algo que diga le incomode a él, es más grande.

-¿Quieres saber algo de mí? -Él rompió el silencio primero.

-¿Ah? Bueno...Quería saber tu nombre más que nada. Porque no quiero referirme a ti como "El Perro".

-Llámame "Cellbit".

-Ok, Cellbit. ¿Cuántos años tienes?

-26 años.

-¿Y en edad perro?

-No lo sé, unos 2 tal vez. Nunca me había cuestionado eso.

-¿Tú decidiste la raza?

-Claro que no. De poder escoger, habría sido un lobo y no un perro pequeño.

-¿Entonces eres...?

-Soy un Pastor Australiano.

Poco a poco comencé a analizar la información que él me daba. Si tuviera que definirlo como un perro, escogería el mismo ejemplar. Porque su cabello castaño y esos pequeños mechones blancos eran idénticos a su pelaje. Y qué decir de sus ojos, siendo un animal eran igual de bellos.

-¿Te gusto?

-¿Q-Qué dices?

-No dejas de mirarme con esa sonrisa boba. Creo que te gusto. -Cellbit cruzó sus brazos mientras sonreía de manera triunfante.

-En tus sueños, pendejo.

-Bien, ¿algo más?

-¿Realmente quieres vivir aquí? Como dije antes, no tengo mucho que ofrecer.

-Ambos podremos lograr algo.

Y sin él pensarlo, tomó mi mano entre las suyas.
Eran unas manos suaves y cálidas, un poco más grandes que las mías. Cellbit estaba siendo demasiado amable y eso comenzaba a incomodarme, y es porque hacía mucho tiempo que no tenía un momento íntimo como éste. Nada sexual. Solo un tiempo a solas con alguien, conversando, conociéndonos más.

Al final las reglas quedaron en el olvido.



-¡Genial! Tengo una entrevista mañana.

Había ocupado gran parte de la tarde buscando ofertas de empleo tanto en redes sociales como en el periódico. Y es que encontré muchas ofertas buenas pero buscaban ciertas carreras, edades, o vivir cerca. Y yo no tenía más que ofrecer. Solo era un chico de 21 años con facilidad de palabra y experiencia máxima de un mes de muchos trabajos. Ni siquiera contaba con cartas de recomendación o un buen historial de permanencia.
Esto de ser adulto apesta.

-¿En dónde?

-Buscan a un ayudante general en una bodega. Es en turno de noche y pagan muy bien a la semana.

-¿De noche? ¿No es muy peligroso?

-Ya he tenido trabajos nocturnos.

-Iré a dejarte todo los días.

-¿Eres un perro guardián acaso? -Me reí.

-Si quieres que lo sea, lo haré.

-Basta, estaré bien. Solo debo juntar toda mi papelería una vez más y levantarme tempranito para mi entrevista. Si bien me va, mañana mismo puedo iniciar. Tú también deberías buscar algo que hacer.

-Estoy bien, yo solo cuido la casa.

-Ni pienses que voy a dejarte seguir robando a la gente para ayudarme con los gastos. Te quitas esa chingada cola y buscarás un trabajo como todas las personas adultas.

-P-Pero...

-Todos aquí vamos a trabajar, Cellbit. La vida es costosa hoy en día y no querrás que nos echen el próximo mes así que toma, busca algo en lo que puedas servir.

-Eres algo cruel, Roier.

-¿Cómo me llamaste?

-Así te llamas, ¿no?

Solo mis amigos y él me llamaban Roier. Para todos los demás solo soy Sebastián. Y que yo recuerde, no había mencionado ningún nombre mío delante de Cellbit.
Pero entonces recordé que él llevaba tiempo observándome.
¿Cuánto tiempo exactamente, si ha pasado bastante desde que he hablado bien con mis amigos?
No hay manera de que conozca mi nombre si no conoce a Quackity, a Mariana o Aldo, mucho menos a Spreen.

-Puedes llamarme Roier si quieres.

-Ok Roier, te prometo que conseguiré un trabajo para que puedas llevar una vida de lujos.

-Eres un tonto.

-Un tonto capaz de conseguirte dinero fácil pero le temes al éxito.

-Seré pobre pero con mucha dignidad. No le vas a robar a nadie más.

-Si solo he robado dos veces...

Qué tonto de mí no haberle puesto atención a eso último que dijo. Porque después me daría cuenta que tenía mucho significado.





Pd: ¡Muchas gracias a las personitas que les está gustando la historia y comienzan a darle apoyo! ^0^

¡¿Y MI MASCOTA?! | Guapodúo/CellboierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora