Algo físico (5)

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Dámaso

Voy escaleras arriba con una bandeja llena de comida.

Esto es fastidioso; estoy acostumbrado que me sirvan las cosas, no muevo un dedo si no es por algo que quiero o por mi trabajo. Así que tener que llevarle comida a alguien que está ocupando mi puesto en mi oficina es bochornoso.

<Qué colmo.>

Sonrió ante la ironía de la situación

<<¡Eh! Usted que se supone que está haciendo, ¿Desde cuándo se preocupa por alguien que no sea usted mismo?>>

<No me preocupo por ella>

<<Ay ajá>>

Llegó a la puerta de mi oficina y dejo por un momento la bandeja en una mesa que está junto al corredizo. Abro la puerta y vuelvo a tomar la bandeja para entrar.

La rubia sigue distraída en su computadora así que dejó la comida en mi escritorio y voy a cerrar la puerta.

-Ya está el desayuno - declaró

-Gracias-

-deja eso- aparto un poco su computador y reparto los platos por la estancia -Come- le ordenó

-Coma usted-

-¿qué?-

-coma un poco y después yo haré lo mismo- acerca su computadora nuevamente y se dedica a ignorarme

Si fuese otra mujer la que hiciera eso no me importaría, la mandaría al diablo y la olvidaría en menos de una hora. Pero hay algo en esta mujer que no me permite hacer eso, no puedo ignorarla o fingir que no esta aquí.

Tomo una de las frutas que hay en las porcelanas y la llevo a mi boca, como la fruta con tranquilidad y tomo un poco de todo lo que hay en la bandeja.

Ella poco a poco empieza a tomar comida de los platos y me deleitó viendo la frutilla perderse en sus labios.

Nunca me gustó besar, no soy hombre de relaciones; solo cosas de una noche o algo sin compromiso. Los besos siempre me parecieron insignificantes de dar a una mujer que no vale la pena.

Pero está mujer que tengo frente a mi me pide a gritos probar sus labios.

-¿Por qué no quería aceptar salir a comer conmigo?- pregunto después de un tiempo de silencio

-No me involucró con mis clientes si no se trata de algo relacionado con el trabajo-

-Era solo un desayuno -

-Un abogado debe de defender a su cliente a toda costa, lo hace por justicia sin otro objetivo oculto y para eso se debe de ser imparcial. Si se llega a crear una relación aunque sea en el sentido de amistad con el cliente ya el abogado no trabaja solo por deber si no también por sentimientos - me explica -Eso es lo que yo evito, crear algún vínculo de empatía con mis clientes -

-Entiendo- le concedo -pero creo que de nada servirá sus excusas conmigo porque estoy experimentando una gran curiosidad por usted-

No sirve negarlo, soy claro y directo.

-No soy cualquier mujer, diga e intente lo que quiera- le resta importancia

-¿No teme lo que puedo provocar en usted?-

Ella sonríe de forma burlona -No, creo que es usted quien se debería de preocupar por lo que yo le puedo causar-

-¿Debo considerarla un peligro?- cuestionó uniendo mis manos sobre la mesa de madera

Arma Blanca (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora