Kala
La música suena por mis audífonos.
Sigo corriendo en mi caminadora mientras veo el paisaje por el enorme ventanal de mi gimnasio personal.
Estoy en mi departamento, un edificio de diez piesos los cuales últimos dos son solo míos, cuentan con gimnasio, piscina y algunas otras habitaciones que utilizo para uso personal o laboral.
Termino mis ejercicios y voy por un vaso de agua, estoy agotada.
Desató mi cabello del moño flojo en el que estaba y me dijiro a mi habitación para buscar una prenda para irme a duchar.
Aún es temprano así que primero tomaré un baño y después desayunare; ayer me dormí tarde estudiando el caso del señor Coronado.
Según lo que se, es un hombre de treinta años, soltero y millonario por su cadena hotelera y asociaciones con otras empresas importantes; el mundo bajo dice que es traficante de drogas y armas de guerra pero nunca han encontrado suficientes pruebas para comprobarlo.
Su padre murió hace algunos años, fue asesinado pero nunca se supo el motivó.
En el ámbito profesional se dice que es un hombre duro de tratar, de carácter cambiante pero bueno para las negociaciones.
Y su fama en el área personal es, pues nada relevante; nunca se le ha conocido una pareja pero se sabe que ha tenido enrrollos con algunas mujeres, nada serio seguramente. No tiene hijos y su única familia es su madre y su hermana menor.
No me permito en interesarme de más en el señor Dámaso; no detallo su físico y tampoco sus palabras mientras no sean estrictamente necesario. No necesito estorbos en mi vida.
Desde que mis padres fueron asesinados no he tenido a nadie que me ayude, siempre he sido solo yo y eso me ha facilitado muchas cosas.
Tomo una sudadera de hombre y un conjunto de ropa interior; la ropa de hombre siempre me ha parecido más cómoda y como no pienso salir el día de hoy no veo la necesidad de arreglarme.
Me ducho tranquilamente quitando el sudor que recorre mi cuerpo, no sé si salir esta noche; ya han pasado unas semanas desde la última vez que salí a una discoteca y ya me están dando ganas de ir a una.
Normalmente me gusta salir a bailar, no me gusta beber, detesto los borrachos y los efectos del alcohol, solo te hacen perder la conciencia de tus actos y en mayormente es el culpable de muchas atrocidades.
También quisiera distraerme, desde hace unas semanas he estado atareada y sería bueno descansar.
Termino de ducharme y me cubro con una toalla y envuelvo mi cabello con otra, regreso a mi habitación para cambiarme pero mi teléfono empieza a sonar.
Yo utilizo dos teléfonos, uno es mi número personal y el otro es para mis clientes, así que cuando veo que es mi teléfono de trabajo el que suena voy rápidamente y veo el número que me llama.
"Señor Dámaso Coronado"
Descuelgo el teléfono.
-Buenos días señor Dámaso, ¿En qué puedo ayudarlo?-
-Buenos días señorita Kala- su voz ronca desliza cada letra de mi nombre -La llamo porque han surgido inconvenientes -
-¿Inconvenientes? Que ha sucedido- empiezo a vestirme a toda prisa
-Han venido a mi casa unos policías con una orden de aprehensión y exigen llevarme a la estación de policías -
<¿Qué? No puede ser posible, no me han notificado nada>
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Arma Blanca (Libro 1)
RomanceLo peligroso es atrayente. Está historia es de mi propiedad y completamente ficticia, cualquier parentesco con la realidad es mera coincidencia. Primer libro de la saga "Armas de fuego"