La mejor (6)

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Kala

Son las diez de la noche y voy a buscar un vestido para irme de fiesta.

El día de hoy a sido cansado y quiero olvidar por un momento todo mi trabajo.

Suficiente he tenido con el señor Coronado fastidiando mi mañana y en la tarde no deje de recibir llamadas por el idiota de Alejandro.

Voy por mi vestido, un vestido rojo con escote plano pero que deja una parte de escote a la vista, se ajusta como una segunda piel a mi cuerpo resaltando mi figura. La falda es corta y se levanta por una esquina dejando una de mis piernas desnuda por debajo del muslo.

Tengo un precioso cuerpo, el cuerpo que la sociedad denomina perfecto. Pero aunque no tuviera este cuerpo siempre me viera increíble, porque d elo que valgo.

Dejo mi cabello rubio suelto y adorno mi cuello con una fina cadena de oro; utilizo los anillos de siempre en ambas manos y utilizo unos tacones de diez centímetros al mismo color de mi vestido.

Maquillo mis pestañas y delineó mis ojos, relleno mis labios con un color rojo vino y al verme al espejo me gusta lo que veo.

Me tomo unas cuantas fotos y tomo una pequeña cartera dónde llevo mis tarjetas de crédito y mi celular antes de salir de mi apartamento con Josué siguiéndome.

-¿Andamos de fiesta eh?- lo escucho decir

-Si, y hoy tienes la orden de divertirte -

-Por supuesto que no, debo cuidar de ti-

-Josue, has trabajado mucho, descansa por hoy-

Él se niega, me cuida como un hermano.

-he pedido más seguridad así que te puedes relajar- aunque se que no lo hará

Subo a mi auto y me dirijo a una de mis discotecas favoritas.

"El paraíso" como es llamada la discoteca es una de la más lujosas en el país, es amplia y discreta. Cuenta con una exelente pista de baile, buena música, alcohol de todo tipo y cuartos para los clientes que quieren privacidad.

Antes de entrar el hombre de seguridad me deja pasar sin problema alguno; soy cliente VIP de este lugar.

Voy directo a la pista de baile, me encanta bailar. Muevo mi cuerpo al ritmo de la música latina que se reproducen por las bocinas; el lugar está lleno, las personas bailan y sus cuerpos chocan entre si.

Me permito olvidar todo el trabajo que tengo y me siento libre; un par de ojos azules me observan desde la barra. Un hombre alto de cabello rubio me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.

Después de unas seis canciones voy a la barra y pido una botella de agua, el sujeto rubio esta algo lejos de donde estoy así que le dejo de prestar importancia.

Escucho a un grupo de chica cuchichear y sin querer me entretengo en su plática.

-que guapo es- chilla una

-Ya intente de todo pero ya me rechazó de todas las formas posibles-

Busco al hombre que mencionan y lo encuentro, es alto como de un metro ochenta; piel blanca y cabello castaño, ojos verdes y postura arrogante.

<No es la gran cosa>

<<Peor porquerías hay>>

-¿les gusta ese?- me meto a la conversación

Las chicas parecen sorprendidas por mi intromisión pero me incluyen en la plática

-Esta guapo- me responde una

-Hay mejores- le aseguro

-No es solo eso- me responde la castaña de vestido morado- es muy famoso entre las chicas de la universidad; pero dice que no cualquiera es digno de él, le pedí que bailará conmigo y me dijo que era tan desagradable para la vista que no valia la pena darme una mirada-

<Que troglodita>

-Ahhh, ustedes lo que tienen es curiosidad - concluyó y ellas asienten.
Analiso un poco la situación y una loca idea se instala en mi cabeza -¿cuánto apuestan a qué es más fácil de lo que aparenta?-

-¿¡Qué!?- exclaman

-Les aseguro que es más fácil de lo que aparenta. Yo voy, le coqueteo, le hago ojitos, subo a una habitación con el y se dan cuenta que es un fácil-

Ellas acceden de inmediato apostando diez dólares cada una. Si los hombres pueden jugar con las mujeres de esta manera ¿porque nosotras no podemos hacer lo mismo?

Me giro y voy directo al grupo de cuatro chicos en dónde se encuentra mi objetivo, ya estando frente a ellos me dirijo a el directamente -Sube conmigo - digo refiriéndome al castaño

El chico se sorprende por mi propuesta directa pero puedo ver el deseo en sus ojos- claro-

<<Que fácil>>

Él sonrie a sus amigos como si les presumiera de un trofeo.

Yo me encargo de ver al grupo de cinco chicas que me siguen con la mirada; se han acercado a una mesa y paso frente a ellas con el castaño junto a mi presumiendolo como un premio.

Subimos las escaleras y nos detenemos frente a una puerta; no pierde tiempo y jala de mi para besarme pero lo esquivo. Poso mis manos en sus hombros y me aparto.

Su cara demuestra el desconcierto y yo suelto a reír.

-Eres un fácil - digo limpiando una lágrima imaginaria -¿En serio con las chicas de tu universidad eres un patán pero con las demas eres tan fácil?-

-¿De que diablos hablas?- dice enojado, sus ojos me escanean llenos de irá

-No me pienso acostar contigo - le aseguro - solo quería que pasarás por lo mismo que le hiciste a las demás chicas- sin más, me doy la vuelta y bajo las escaleras

Paso frente al grupo de amigos del castaño y estos me observan con fascinación. Pongo mis ojos en blanco. Todos los hombres son iguales.

Llegó a la mesa de las chicas y con una sonrisa les hablo -Facil- les aseguro -No es la gran cosa. Nunca se dejen humillar, ese tipo de hombre no vale la pena-

Ellas se ven entre si y me sonríen -Eres buena- me dice una pelinegra

-La mejor- veo a mi espalda y el chico castaño está hablando con su grupo con una cara de pocos amigos -Ahora, mi dinero-

Extiendo mi mano y cada una de ellas me da diez dólares. Me despido de ellas tirando un beso al aire y me doy cuenta que el grupo del castaño me ven con la boca abierta y el orgullo herido.

Les sonrió de forma burlona y salgo del lugar.

Ya afuera pienso en irme a mi apartamento pero el rubio de ojos azules que ví en la pista de baile se topa en mi camino.

-Buenas noches- dice caballeroso

-Buenas noches- le correspondo

- no te había visto antes- dice con una sonrisa - es una agradable sorpresa -

- Lo mismo digo- respondo con una sonrisa

-¿Vas a algún lugar?- pregunta metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón

-El ambiente aquí a decaído un poco - me encojo de hombros -Me voy a casa-

-¿Puedo invitarte algún lugar?-

Río por lo bajo -En otra ocasión; dame tu número-

Sonriendo me da su número telefónico. Esto me divierte. Me divierte el poder controlar a los hombres.

No soy una fácil, detesto quienes tiene ese concepto en las mujeres; pero no confío en cualquiera y tampoco cualquiera tiene el beneficio de tocarme.

Subo a mi auto pero no me voy a casa, en su lugar, voy a una pastelería y compro varios dulces y chocolates. Hoy es noche de películas.

Arma Blanca (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora