Arma Blanca (Libro 1)

Pensar igual (22)

Kala

Han pasado ya dos días.

Dámaso me ha estado llamando para saber cómo estoy y contarme sobre su día.

Hoy me han entregado las pruebas de ADN confirmando mis sospechas; ese corrupto se casó con una mujer de su misma sangre.

Está información no es suficiente pero armara polémica y anulará el matrimonio; me di la tarea de investigar y encontré la malversación de fondos que realizó este hombre para comprar un terreno a las afueras del país. Tuve que sobornar a varios para obtener está información.

También encontré cuentas bancarias en el extranjero a nombre de otro de los ministros, las sumas son elevadas y con un poco de ayuda descubrí que a financiado negocios de sospechoso orígen.

Le pido a Josué llevar la información al Juez del ministerio y termino redactar una acta de divorcio que necesito para el juicio del jueves.

Termino mi trabajo y voy a mi apartamento, voy a darme una larga ducha y me visto con una simple pijama de shorts y blusa blanca con el logo de Superman en el pecho.

Ceno tranquilamente y cuando están por ser las diez de la noche voy a mí habitación para dormir. Apenas tocó la almohada mi teléfono empieza a sonar

<Más vale que sea algo de vida o muerte, o si no está persona morirá>

-¿Aló?- digo adormitada

-¿Te desperté cariño?- su voz me hace abrir los ojos en sorpresa

-Acabo de acostarme pero no hay problema. ¿Paso algo?- digo sentandome en el colchón

-Me he desocupado, no fui a verte porque talvez estabas dormida-

-No hay problema, puedes venir si quieres.-

Mi voz delata la emoción de volver a verlo, no puedo creer que estos últimos dos días se me hayan hecho eternos por su ausencia

-¿No hay problema con la hora?- él quiere venir, lo sé por la resistencia en su voz en no acceder

-Si no quieres venir no vengas pero, si me lo preguntas porque quieres que te lo diga con todas las palabras te lo diré porque tengo mucho sueño: Ven de una vez y quedate a dormir, pero escucha bien DORMIR.- cuelgo la llamada sabiendo que vendra.

Me levanto de un salto y voy a ví tocador, reviso que mi rostro se encuentre perfectamente; paso mis dedos por mi cabello, agradezco que sea delgado y así lo pueda acomodar sin dificultad.

Escucho mi teléfono sonar y Josué me avisa que alguien viene a mi piso; aunque se que Dámaso quien viene a verme, por precaución tomo mi arma, una Smith & Wesson M&P color blanco; Tocan la puerta y pregunto antes de abrir.

-¿Quién es?- digo como si nada

-Rubia- esa simple palabra hace que me relaje

-¡Ya voy!- digo guardando el arma en una gaveta y avisando a mi guardaespaldas que no debe de preocuparse

Abro la puerta y sin pensarlo jalo a Dámaso por la manga de su zaco haciendo que entre a mi apartamento; me pongo de puntillas y él se inclina para que pueda besarlo.

Sus labios me reciben ansiosos, como si me necesitará para seguir respirando; aunque sus movimientos se vuelven más lentos aún puedo persivir su necesidad

-No sabes cuánto te extrañe- dice enmedio del beso

-Yo también te extrañe- confieso con el corazón a mil