Introducción: Blink 182 - First Date

86 9 27
                                    

Let's go
Don't wait
This night's almost over
Honest, let's make
This night last forever
Forever and ever
Let's make this last forever
Forever and ever
Let's make this last forever

Dos años después.

—Entonces ¿vas a salir con Ashton verdad mamá? —se escucha la voz de Kiba quien estaba sentado en la cama de su progenitora viendo cómo se arreglaba para salir con el que el suponía era su novio.

—Si cariño, hoy iremos a cenar, por eso tu tío Robert pasará por ti, te quedarás en su casa hoy —le sonríe la pelinegra quien se estaba dando el último retoque a su maquillaje.

Se veía al espejo y se sentía feliz, tenía mucho tiempo desde que no se arreglaba para alguien y podía decir que ahora Ashton es el que estaba haciendo que ella se esforzara en verse bien, siempre lo hacía, pero ahora lo intentaba aún más.

Traía una playera negra de una de una de sus bandas de Black metal favoritas, Tsjuder, que tenía un demonio difuminado viendo hacia la izquierda, arriba el logo de la banda y abajo decía Legion Helvete, con una falda de cuero sostenido con un cinturón de balas, que llegaba al nivel de muslo y unas botas militares, se veían sus tatuajes que tenía, símbolos de demonología, pentagramas siendo uno de los que más resaltaba el de su pierna derecha un baphomet, cruces al revés, junto con otros tipos de tatuajes cómo frases y demás, en su cuello llevaba su distintivo collar de bala, que le fue dado por su abuelo, quien había sido veterano de guerra...del lado de japón, sin embargo pudo encontrar asilo en Estados unidos para él, su hija y esposa.

Yamamoto—Sama cómo le decía antes de morir Isthar, siempre cuido de ella, más cuando su madre la abandono por irse con su padre que no quería nada que ver con un niño, o en este caso niña, solo habiéndole dado el apellido al nacer.

El patriarca de la familia Yamamoto cuido de su nieta cómo el más grande tesoro del mundo y la saco adelante lo más que pudo, sin él la nipona no hubiera podido salir adelante.

—¡Te ves muy bonita mamá! —exclamaba Kiba, quien ocasionaba que los ojos verdes de su madre brillaran al escucharlo.

—¿Lo crees hijo?

—¡Si!

Kiba ya tenía once años estaba próximo a empezar la secundaria el año que entraba, le quedaba dos bimestres para ello.

Era la viva imagen de Sayumi, pero con ojos negros cómo la noche, sacados de su padre, alguien que esperaba la chica jamás encontrar de nuevo, lo único bueno que salió de ahí fue su amado hijo.

En ese momento se escuchaba el timbre de su departamento y Kiba iba corriendo abrir, seguido por la mujer.

—¿Quién? —preguntaba el chiquillo.

—Soy tu tío Robert.

El chiquillo abría la puerta y enfrente estaba el guitarrista rítmico de la banda, alto con su cabello ondulado cobrizo, sus ojos cafés penetrantes y una sonrisa bobalicona cómo siempre.

—¡Hola, tío! —estiraba su puño el pequeño para chocarlo con él a lo cual respondía con una amplia sonrisa el músico.

Su mirada se tornaba a Isthar quien se veía muy bien, él la consideraba su mejor amiga al igual que ella a él, se habían vuelto muy unidos desde que habían empezado a tocar de nuevo con Beyond hace ya casi cuatro años.

Los chicos se saludaban con un fraternal abrazo y después chocaban sus puños.

—¿Cómo estas diablilla? —cuestionaba el joven.

La Melodía del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora