Dark Funeral - Atrum Regina

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My nocturnal queen,
Infernal, earthly and divine.
There on your knees,
My beloved concubine.
You look deep into my eyes,
As your mouth opens wide.
Lips moves up and down,
Soon in demon seed you'll drown.

Un mes había pasado desde que hubo el percance entre Isthar y Ashton, no se habían hablado en todo ese tiempo y sus amigos notaban lo miserables que eran, estaban siempre de malas y se veían muy apagados, incluso los niños, tanto Kiba como Maggie estaban muy irritados.

El hijo de Sayumi extrañaba mucho tanto a Ashton cómo a Maggie y a la pequeña le pasaba lo mismo, pero con Isthar.

Pero los adultos eran los peores, la nipona estaba triste la gran mayoría del tiempo y se notaba en aquella mirada verde apagada, y sobre todo estaba muy distraída, no podía concentrarse en tocar, lo seguía haciendo bien, pero se notaba que no tenía las ganas de hacerlo, lo cual había hecho a Fernanda posponer una grabación que tenían que hacer, entendiendo que una de sus mejores amigas no podía poner atención al tener su mente muy dispersa.

Eso le preocupaba a la jefa de región.

Este Ashton ya no aguantaba más, estaba dubitativo, pero no quería perder a Isthar ni pensar que estuviera con alguien más si el no daba el paso de estar a su lado se iba a sentir mal de dejar ir a la mujer que se había convertido en el amor de su vida.

Estaba arreglado, había dejado a Maggie con la niñera de turno, una chica de dieciocho años llamada Alma, era latina y usaba el dinero para sus clases de la universidad.

Él se había arreglado en un smoking el cual era azul cómo el color del vestido que iba a usar Sayumi, eso lo había acordado un poco antes de la pelea cuando ella ya le había dicho de la fiesta que tenían que asistir, se había perfumado tenía preparado un arreglo de girasol, la flor favorita de la asiática.

—Te deje cuarenta dólares aparte de tu paga para que pidas algo de cenar, no sé si llegue hoy, de hacerlo te quedas en mi cuarto y yo me voy al cuarto de huéspedes, de lo contrario quédate en mi cuarto con Maggie —decía el azabache.

—Entendido señor O'Ryan.

—También tienes los números de todos nosotros por si tienes alguna emergencia con Maggie, por favor no dudes en llamarnos si pasa algo, recuerda su medicamento es a las nueve con treinta, por favor no olvides dárselo —le comentaba.

Ella sólo asentía ya se sabía los protocolos.

Se acercaba a su hija y le daba un beso en la frente.

—Regreso en un rato amor mío, ¡te portas bien!

La chiquilla sonreía viendo a su padre, al cual amaba demasiado, era su heroe junto con su mamá que hace mucho o veía y lo quería hacer.

—¿Mamá? —preguntaba la pequeña.

—Voy por ella —esbozaba una sonrisa el bajista a lo cual se emocionaba la chiquilla.

Con ello el joven salía de la casa y se dirigía a donde estaba su Jeep, para empezar a manejar hacia la casa de Isthar, la cual no quedaba tan lejos, sólo a unos cuantos kilómetros, diez a lo mucho.

La nipona se había salido de bañar hace una hora, había dejado a Kiba en con la señora Carrie, la madrastra de Fer, quien se iba a encargar de cuidar hoy a los niños, April, Andy, Nick, Annie y Kiba y le iba a ayudar Alastor, uno de los trabajadores más leales a la emperatriz de la música.

Secándose y arreglándose tenía ya puesto su vestido azul marino de tirantes con una abertura en su pierna derecha, en conjunto a unos zapatos dorados abiertos, con una ligera capa de maquillaje, haciéndola ver más femenina de lo que se veía siempre.

La Melodía del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora