Capítulo 45

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Daryl y Shane conducían en silencio. Shane sólo apartaba los ojos de la carretera para echar un vistazo al mapa que Hershel le había dado, con las direcciones garabateadas con rotulador.

Daryl no se atrevía a hablar. No podría aunque lo intentara. Sentía en el estómago lo mismo que cuando te caes de una montaña rusa, aunque nunca antes se había subido a una. Pero seguía sintiendo como si tuviera un peso en el estómago, una bola de miedo e incertidumbre, desde que Ace le dijo aquellas malditas palabras.

No había dormido en las dos últimas noches. Pasó su tiempo en el bosque, apenas poniendo esfuerzo en la caza. Siempre se encontraba distraído, perdido en su ira y en cualquier otra emoción extraña que tuviera.

Algo dentro de él estaba inquieto, y estaba seguro de que no iba a desaparecer pronto. Tenía la ballesta apoyada entre las piernas, contra el asiento del coche. Con la cabeza gacha, observaba cómo los árboles y la hierba se difuminaban junto a la ventanilla.

Le preocupaba la salida hacia el hospital. No habían planeado mucho. Tenían prisa. Daryl tenía prisa. Si algo sucedía, realmente no tenían un plan de respaldo. Ninguna señal para que el grupo fuera tras ellos o algo así.

Daryl siempre se había burlado del resto del grupo por nunca planear bien las cosas, pero ahora ahí estaba él. La única diferencia era que Daryl no aceptaría ningún otro resultado que no fuera el éxito. No había otra manera.

Y no era como si Daryl hubiera olvidado lo que pasó la última vez que Shane fue con alguien a buscar suministros médicos. Él no quería ser otro Otis.

Pero, por desgracia, Shane era el único que saldría con él. T-Dog se ofreció, sin tener malos sentimientos hacia Ace. Aunque no era como si T-Dog tuviera malos sentimientos hacia nadie. De cualquier manera, Rick necesitaba la ayuda de T-Dog con algunas cosas en la granja.

Tareas. Eso era más importante para él, ¿no?

Daryl se movió en su asiento, empezando a morderse el pulgar. Estaba haciendo todo lo posible para no pensar en Ace, para no pensar en lo que le gritó la noche anterior. Daryl no era ajeno a guardarse toda su frustración dentro. Su única salida era desahogar la ira con cualquiera a su alrededor. Pero esta vez, eso no estaba funcionando. Nunca se había sentido herido de esa manera, era diferente a todo lo que había sentido cuando se trataba de Merle o su padre.

Y era algo que no podía soportar. Así que era más fácil rechazarlo, darse por vencido. Cuanto más rápido aceptara que Ace se había ido, menos le dolería. Cuanto menos pensara, más rápido podría seguir adelante. Tenía que renunciar a Ace.

Sólo esperaba que su mente se lo permitiera.

Pero cuando Shane aminoró la marcha, llegando cerca del hospital, Daryl se incorporó, poniéndose en marcha. Parecía que su cuerpo no lo dejaría rendirse. Estaba listo para ir, para conseguir los suministros. Haría eso último y luego terminaría con ella. Ella no iba a molestarlo más.

Shane aparcó el coche a un lado de la carretera, medio escondido entre la maleza.

Se podía ver en el gran aparcamiento que llevaba al hospital, sólo un par de caminantes rezagados. Sólo se cruzaron con dos en la carretera, a los que Shane atropelló con el coche. La mayor parte del camino lo hicieron por carreteras secundarias, así que por suerte no se encontraron con ningún coche en el camino.

Ambos salieron del coche y cerraron las puertas en silencio. Shane dobló el mapa y se lo guardó en el bolsillo. Daryl enrolló la lista de suministros de Hershel y se la metió también en el bolsillo trasero.

Tercer piso, ala oeste. Allí es donde Hershel dijo que debían ir.

Shane y Daryl eliminaron a los caminantes del aparcamiento con sus armas silenciosas, inseguros de lo que les esperaba cuando se acercaran a las puertas.

The Sharpest Lives | ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora