Capítulo 48

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Hershel fue a ver como estaba Ace en mitad de la noche. No había dormido mucho esos días.

Cuando abrió la puerta en silencio, con una vela en la mano, se sorprendió al ver a alguien más en la habitación. Hershel entró, haciendo que Daryl casi saltara de su asiento. Pero Hershel se llevó un dedo a los labios para que Daryl guardara silencio. Daryl quería salir corriendo.

Hershel se acercó de puntillas a Ace para ver cómo estaba.

Daryl estaba rígido en la silla de madera. La había llevado al otro lado de la habitación para sentarse contra la pared, lo más lejos posible de Ace. Había tenido la intención de marcharse cuando vio que estaba dormida, pero entonces lo que había dicho Lori resonó en su cabeza. Se arrepentiría si se iba. Sobre todo si Ace se despertaba enferma.

Hershel no le dijo nada ni le dedicó una mirada mientras echaba un rápido vistazo a Ace. Luego, sin hacer ruido, salió de la habitación.

A Daryl se le apretaron las entrañas al pensar que alguien lo había sorprendido ahí, pero trató de reprimirlo.

Daryl no pudo volver a relajarse después de aquello, sobre todo cuando Hershel volvió a entrar. Esta vez, Hershel le arrojó algo a Daryl. Daryl lo cogió y entrecerró los ojos cuando el viejo no dijo nada, sólo se dio la vuelta y volvió a marcharse.

Al mirar lo que Hershel le había arrojado, Daryl se dio cuenta de que era un libro. Hershel se había imaginado que necesitaría algo que hacer aparte de quedarse mirando esas paredes lisas toda la noche.

Daryl siguió sentado en aquella silla durante toda la noche. O bien rebotaba ansiosamente la pierna o intentaba hojear las páginas del libro que Hershel le había dado. Pero las palabras no se le grababan en el cerebro.

No conseguía que su cabeza funcionara bien. No estaba bien.

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Ace no quería despertarse. Le dolía el cuerpo por quedarse tanto tiempo en la cama.

Estaba agotada. Tanto que se quedó un rato con los ojos cerrados, intentando conciliar el sueño. Pero no podía, porque el sol irradiaba en su habitación y en su cara.

Aun así, Ace no quería moverse. No quería enfrentarse a otra ronda de quimioterapia, no después de lo del día anterior. Pero parecía que no tenía otra opción.

Y parecía que tampoco tenía la opción de seguir tumbada en la cama. En cuanto su cuerpo empezó a despertarse, el estómago se le revolvió. Ace gimió para sus adentros y se acurrucó en posición fetal para intentar que desapareciera. Pero pronto le dolió de lo nauseabunda que estaba, y sintió que el pinchazo empezaba a formarse en su garganta.

Sabiendo lo que estaba a punto de ocurrir, Ace se quitó las mantas de encima y se incorporó lo más rápido que pudo. Casi se lanzó a un lado de la cama, cogiendo el cubo que Hershel había dejado en el suelo.

Antes de que sus ojos se adaptaran a la luz del día, Ace se lanzó al cubo.

Fue el sonido de Ace vomitando lo que hizo que Daryl despertara. Se sobresaltó en su asiento y el libro cayó al suelo. Tardó un segundo en recobrar la conciencia, viendo a Ace vomitando en un cubo.

Daryl se levantó de un salto. No quería dormirse. Había querido irse.

Los ojos de Daryl se dispararon hacia la puerta, preguntándose si podría salir. Tal vez no se había dado cuenta de él todavía.

"¿Daryl?"

La voz tranquila y ronca de Ace devolvió la atención de Daryl. Todo su cuerpo se congeló cuando ella lo miró.

The Sharpest Lives | ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora