Capítulo 7. Eso nunca.

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Dana no podía dormir.

Llevaba dando vueltas sobre la cama toda la noche, y no entendía como Monica, quien estaba sobre unas colchas en el suelo, parecía dormir tan plácidamente.

Monica se había comportado de muy buena manera con ella, la ayudó a calmarse, le dejó la cama para ella sola y también le prestó ropa para dormir, que si bien le quedaba un poco grande era bastante cómoda.

Dana no podía dejar de pensar una y otra vez en la escena vivida en aquel club, en como su mágica historia de amor se había destruido en cuestión de minutos. Y sobre todo, en como a Leonardo jamás pareció importarle lo que ella estaba sintiendo.

Todo el tiempo se mantuvo ocupado rogándole a Monica, el no dudó un sólo segundo en a quien elegir. Parecía quererla, tal vez no sinceramente, pero al menos la quería más de lo que un día la quiso a ella. Si es que alguna vez lo hizo.

Eso solo hizo que Dana comenzará a preguntarse ¿por qué? ¿Por qué elegir a Monica? ¿Por qué decir que a la que amaba era a Monica? ¿Qué tenia Monica que no tuviera ella?

Sus inseguridades comenzaron a aparecer, y aquella voz en su cabeza que le recalcaba lo imperfecta que era comenzó a hacer eco, sus lágrimas caían de sentirse insuficiente, de sentirse menos, de sentirse mal consigo misma. Así que se puso de pie y con cuidado de no hacer ruido ni tropezar con el cuerpo de Monica, salió de la habitación.

En la oscuridad de aquel departamento fue sujetándose de las paredes hasta dar con la puerta del refrigerador, al abrirlo lo encontró completamente lleno de tantas cosas. Al parecer Monica no era alguien que escatimara en gastos.

Lo sentía, realmente lo hacía, pero necesitaba comer tanto como pudiera, no podía evitarlo, su corazón martillaba con fuerza dentro de su pecho mientras cada bocado entraba a su cuerpo.

¿Cómo Leonardo no iba a elegir a Monica? No hace falta mucha ciencia, Monica era tan bonita, tan perfecta, una mujer segura de sí misma, alguien con carácter, alguien fuerte.

Y ella estaba rota. ¿Quién la escogería a ella pudiendo tener a cualquier otra mujer que si valiera la pena?

"Todas las veces que me miro me pregunto que reflejo o que fotografía se asemeja más a la realidad. No sé cómo me veo, siento que las fotos me mienten. No entiendo cómo estoy, no entiendo qué está bien, que está mal. Me confunde usar diferentes espejos y cámaras, no se cuál es realmente mi cuerpo, solo se que lo odio, que lo aborrezco, solo se que no soporto mi propia imagen."

"Odio los malditos espejos".

"Detesto las jodidas cámaras"

Todos los pensamientos estaban golpeandola, uno tras otro, quebrandola hasta llegar a las lágrimas, hasta que los sollozos fueron lo suficientemente altos como para que la otra mujer que se encontraba dormida en la habitación abriera los ojos confundida.

Monica observó la cama vacía con sábanas revueltas, y luego se observó a sí misma sentada en el frío suelo de la habitación. Estiró un poco su espalda tratando de saber que demonios estaba pasando, y porque escuchaba a alguien lamentándose como si se tratara de la llorona vagando en busca de sus hijos ahogados.

Después de un par de minutos, en los que Monica se demoro en procesar su existencia por fin se levantó y se aventuró hacia la dirección de donde venían aquellos sollozos. Al entrar a la cocina se encontró con varios toppers de comida abiertos, envoltorios regados y el cuerpo de Dana tirado sobre las loza de madera, echa un ovillo y llorando desconsoladamente.

Aunque se sintió un poco confundida con toda la comida desaparecida, la preocupación por lo que le estaba sucediendo a Dana le pudo más, y Monica, quien con cualquier otra persona se hubiese puesto a gritar y reclamar, se tragó su mal genio y se arrodilló junto al cuerpo tembloroso de Dana.

La novia de mi novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora