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Los recuerdos se aglomeraban. Había acabado con la maldición pero, no cambió la sensación que le causaba la chica en sus brazos. 

No tardaron en llegar los médicos y checar el estado de ella. Satoru titubeó cuando le quitaron de sus manos a la jovén hechicera y eso, solo lo hacía sentirse peor. 

Tenia que hablarlo con una persona y sabia con quién debía hacerlo. 

—¿Estás seguro de lo que estás viendo?— Le decia Shoko a través del telefóno. 

—No quiero creerlo, pero los seis ojos...—   Pausó  —Me dicen que es ella—

—Satoru— Suspiró —Nunca la superaste, ni tú ni Suguro. Para mi también fue difícil perderla, pero sé que a ustedes dos les costó más— La brutalidad de su honestidad fue directo al pecho de Gojo.

—Es ella, Shoko, no.. no sé cómo—

—Sé racional. Chiyo murió, esta es otra chica que se parece solamente. Ya te habia pasado anteriormente y no será diferente. Dejala ir Satoru. Por tu bien. —

El viaje a  la escuela de Hechicería de Londres fue corto. La joven ya tenia a media enfermería a su servicio, entonces su salud era un punto menos del que preocuparse. 

El peliblanco colgó la llamada. 

Sabía que Shoko tenia razón. 

Suguru no estaba, como tampoco lo estaba Chiyo y ya estaba atrasando mucho la aceptación de todo eso.

—Es una perdida lamentable para nosotros perder al grupo de estudiantes. Agradecemos que haya acudido en nuestra ayuda, Profesor—

—Estamos para apoyarnos, como hechiceros.— Gojo estrechó la mano del Director y cambió de tema — ¿Cómo está la chica?—

—Esta mejor, incluso parece recuperarse rápidamente, podemos pasar a verla si quiere—

Él quería decir que no, pero solo asintió como respuesta.

Caminaron por los grandes  y barrocos pasillos de la institución, hasta llegar a la enfermería. 

Sus más agudos sentidos querían engañarlo pero  tenia que superarla y eso implicaba verla para aceptar que una vez más, se había equivocado en creer que era ella.

Al entrar, observó una cortina blanca que dividía el espacio del lugar. Este actuando con seguridad, atravesó el velo blanco y la miró.

Sus ojos eran tan honestos como los de ella.

En efecto, sus ojos no se equivocan

—Él es Satoru...—

—Gojo ¿No?—Interrumpió. —Sé que es una figura importante en el mundo de la hechicería. Soy Ada Chiyoko, gracias por salvarme—

Deja Vú - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora