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— No, esto es imposible– Estaba consternado pero Satoru tenía la habilidad de guardar serenidad en la gran mayoría de los conflictos.

– Si no me crees, pregúntame algo que solo Chiyo sabría–

–¿Qué es lo que tenia Suguru en su armario cuando tenían 6 años? –

– Tenia el libro que mamá nos leía todas las noches. Le gustaba tanto que no me lo prestaba–

–¿Qué le regaló Shoko a Chiyo en su último cumpleaños? –

–Unos pendientes en forma de nubes. Me gustaban mucho las nubes blancas. Tú me recordabas a una y cuando te lo dije, no dejabas de decir que eras la nube más guapa de todas– Ambos se quedaron en un silencio que les resultó incomodo. 

Estaban en el jardín de la escuela. El clima de Londres era aún más gris que el de Japón y esto, solo hacia que el ambiente fuera más nostálgico.

Ada observaba a Gojo, suplicando con la mirada que dijera algo al respecto.

– Es difícil de creerlo, incluso tu edad actual no concuerda con la edad que tenias la ultima vez que...– No pudo terminar la frase.  El hombre quería entender por qué, aquella desconocida, no solo sabia cosas que entre ellos conocían, sino que también, su esencia era la misma.

– No, no reencarne como una reencarnación normal, por así llamarlo– Ella hizo una breve pausa. – Aparezco en cuerpos de  jovencitas, que tienen ciertos patrones que yo tenia en mi vida como Chiyo, como el color de pelo, ojos, incluso en nombre, similar o con significado similar al que tenia, pero solo estoy un mes. Cuando ese mes acaba, el cuerpo fallece, y una parte de mi alma también .– Satoru permanencia en silencio.

– No sé qué pase con esa parte, pero no solo duele cuando muere, sino que también cargo con estas muertes. Este seria el tercer cuerpo en el que estoy–

– ¿ Y por qué no me contactaste?–

–¡Claro que lo hice!– Se exhaltó ligeramente, mirando al peliblanco.

– Te marqué, le marqué a Suguru, le marqué a mi familia– Él tragó duramente.

–Yo sé que ya no están, que Suguru decidió otro camino y en ese camino hizo cosas imperdonables– Aquella tensión destrozaba lentamente la cordura de Satoru.

– Marqué a la escuela, pero no me respondían y al final, no pude contactarte. Estaba resignada, hasta que reencarne en esta chica, quien sí posee energía maldita y quien ya estaba en una escuela de Hechiceria–

–¿Sabrías que vendría?– Preguntó, volteando a verla.

– No, pero no perdía la esperanza de encontrarte, aunque esperaba que fuera de otro modo. No pensé que la maldición por la que venias fue por la que casi acaba conmigo–

–¿Sabes por qué te pasa esto?– Le preguntó

–No lo sé– respondió ella – Por eso necesito tu ayuda.– Se acercó a Gojo, en busca de crear intimidad con él. – Esto no es natural, quiero que me apoyes a salir de esto, por favor–

–Vamos a Japón.– El corazón del chico se aceleró por un breve momento.

–Esa es otra, si salgo fuera de la ciudad en donde aparezco, muero–

Él suspiró, mirando a Ada, pensando cómo seria si aquel rostro que veía, fuera el de Chiyo.

Ella le tomó la mejilla y le acarició con cuidado. Por extraño que parecía, Ada tenia una idea de lo que pasaba por la mente de él y este lo sabia. 



Deja Vú - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora