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–¿Qué hacemos aquí? No estoy para tus bromas de mal gusto, eh– Le replicó Ada, observando. –Aparte, seria algo raro que una jovencita esté con un hombre tan grande. Creerán que eres un bárbaro– Aquella broma disonó con la voz seria de Satoru. Supo que lo que venia a continuación era en serio. 

–No habrá nadie a excepción de los empleados, y si lo piensan, pedimos otros. La casa paga. – Decía Gojo, extendiendo sus brazos. Estaban en una tienda para novias.

– Si tu teoría para ayudarme es hacer que escoja el vestido para tu futura esposa estás muy equivocado– Ella cruzó los brazos, frunciendo las cejas, esperando que le diera una pizca de razón.

El enorme edificio, de pilares esculturales, blancos, con un piso reluciente y claro reflejaba la costosa calidad del sitio. Los ventanales grandes dejaban entrar a la luz del sol del cualquier rincón y frente a ellos, estaban varios vestidos  de novia colgados bien guardados  en sus percheros, colocados armoniosamente en la pared, dentro de los espacios que fungian como closet, con arcos que contorneaban y le daban más armonía al lugar.

En efecto, solo estaban los empleados, ella y él.

–Pues claro. No veo a nadie más siendo mi futura esposa– Dijo con obviedad y aquello sorprendió a Ada. Luego le asustó

–No,no,no ¡Ahora sí te pasaste! ¡No estoy para tus estupideces, Gojo, se acabó!– Comenzó a retirarse a la salida y él apareció frente a ella.

–Dijiste que me harías caso– Este le observó serio y antes de que ella dijera algo le cayó con un dedo puesto en sus labios. –Lo único que no te voy a pedir es que hagamos el amor si crees que lo haría–

Aquello hizo que Ada sintiera un escalofríos "¿Hacer el amor?" Aún le llamaba así a algo tan intimo para ellos dos. 

–Pe...–

–¡Sshh! Todavía no termino, y es por si lo pensaste. A veces tienes una mente muy sucia–

Una sonrisa ladina salió de los labios del chico. Eso hizo sonrojar a Ada,  y aunque quitó el dedo de él de su boca, le dejó hablar.

–Déjame terminar el plan que tengo y después haces todas las preguntas que quieras, por favor– Aquella suplica hizo cristalizar los ojos de la chica, quien solamente asintió. 

De repente, junto con las palabras de Satoru, los recuerdos de ella como Chiyo comenzaron a brotar. 

–Recuerdo que, en algún momento, íbamos juntos de regreso a la escuela y pasamos por una tienda de novias...–Hizo una breve pausa. – Yo sé que lo querías tanto. Lamento no haberte dicho que yo también quería lo mismo. –

Deja Vú - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora