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Chiyo clamó prolongadamente y Satoru resopló, dejando  caer su peso sobre ella.

La besó tranquilamente. Acarició su pelo y comenzó a jugar con, rizando con sus dedos sus cabellos castaños. Los dos estaban relajados, entre las sábanas, sintiendo como su calor se disipaba.

–¿En qué piensas?– Le preguntó ella acariciando la cabeza del peliblanco. Este sonrió fugazmente.

–En que podría hacerlo contigo todo el día–

Chiyo soltó una carcajada.

–No creo ser capaz de seguirte el ritmo–

–Te enseño– Respondió coquetamente, lo cuál a la chica la ponía nerviosa. Mientras tanto, Satoru recorria con su mirar su cuerpo y  sus manos presionaban sus muslos y caderas. 

 Las reacciones de ella provocaban que lo repitiera con más fuerza. Entonces su lengua empezó a pasar por su cuello, y marcó con una mordida su clavícula. Luego, descendió por las curvas de sus pechos, el cuál atiborró de lamidas y besos, hasta prenderse de ellos.

 Los suspiros pasaron a pequeños jadeos, con cada movimiento peligroso que realizaba él en el cuerpo de ella.

–Espera, Satoru– Le apartó y le tomó el rostro entre sus manos para darle un pequeño beso. –Te amo–

Gojo sonrió y en respuesta, Chiyo le devolvió el gesto, antes de nuevamente envolver sus piernas en la cintura de él. 

Deja Vú - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora