12 de mayo, 1984, ciudad.
Juana.Después de una semana, ya nos habíamos olvidado de lo que pasó en el hotel. O por lo menos Devon no mostraba importarle mucho.
Lo solía invitar todas las noches a cenar, hasta que un día tomé una decisión.
Cada vez que Devon cocinaba, poníamos música romántica lenta para que yo bailara y le hablara mientras él hacía lo suyo.
Mi departamento ya estaba mucho más amueblado, lo único que me faltaba era dejar mi colchón-con-mantas pero ya le había tomado mucho cariño como para dejarlo ir.
Bajé el volumen de la radio y me acerqué a la mesada donde cocinaba.
—Siempre se me quema toda la comida, de verdad me hace falta un chef.—Dije, me apoyé sobre su hombro con cara angustiada, llevé una mano a mi frente para simular que sufría.
Él puso los ojos en blanco.—Pero si las cenas siempre te salen exquisitas.—Observó, mientras sonreía sarcásticamente y seguía cortando verduras extremadamente rápido sobre tabla de madera. Era realmente talentoso.
—Nono, pero yo quiero almuerzo, desayuno y cena exquisitos. ¿Por qué no vives conmigo, mi amado Remi?—Agregué y le agarraba la mano para que dejara de cortar, el alejó las manos de la tabla y me miró a los ojos.
—¿Como tu rata-cocinera o como tu novio?—Preguntó con mucha curiosidad, mientras una sonrisa dibujaba su rostro.
—Como los dos.—Respondí y empecé a besarlo.
Estuvimos un rato "cocinando", Devon terminó la comida y como siempre, fuimos al balcón.
Era realmente agradable ver la ciudad de noche mientras comíamos la mejor pasta que había probado en mi vida.
—¿Estudiaste gastronomía?—Inquirí mientras comía y disfrutaba, él dejó de comer para responder respondió.
—No, en realidad de tanto ver a la gente aprendí un poco.—Aclaró mientras agarraba un pañuelo para limpiarse.
Terminamos de comer y nos quedamos mirando las millones de luces en la ciudad.
—Esa sí que fue una forma muy extraña de pedirme que sea tu novia.—Intervine mientras me reía y mis pestañas revoloteaban.
—La gente creativa es más atractiva.—Agregó mientras alzaba sus suaves y delicadas manos para tocar mi cara.
Antes de que pudiéramos hacer algo, el teléfono de la casa empezó a sonar, Devon se levantó para responder y yo me acerqué así oiría lo que decían.
—Te queda poco tiempo, mi querido Tom.—Logré escuchar de una voz muy ronca que me puso los pelos de punta, Devon también se impactó y cortó con el extraño de inmediato.
Se dirigió hacía mi con una expresión apagada.
—¿Qué fue eso?—Quise saber mientras él volvía al lugar en donde estábamos sentados. Endureció la expresión e intentó mantenerse impasible.
—Nada, una broma telefónica seguro.—Respondió mientras se reía y se acomodaba en su lugar.
—¿En qué estábamos?—Preguntó antes de que yo diera mi opinión al respecto, no parecía que una broma telefónica dijera cosas tan específicas. Fingí demencia como siempre lo hacía y seguimos besándonos toda la noche.
Al día siguiente me emocionó ver que Devon estaba del otro lado de mi colchón-con-cama, me sentía segura y entusiasmada por poder tenerlo a mi lado todos los días que restaban de mi vida.
Aunque roncaba tan fuerte, que hacía eco en toda la habitación.
Pero con el tiempo me acostumbraría.Ahora era mi novio y vivía conmigo.
Era perfecto.

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Vivir de amar
Romance¿Se puede volver a amar después de romper con el amor de tu vida? O eso creías. Para Juana Mills, la vida ya no tenía sentido después de romper con su primer y único novio. O por lo que ella creía también, el último. No se imaginaba que intentando...