2 de mayo, 1984.
Juana.Nos quedamos un rato en la estación pensando en qué podríamos hacer.
—A mi me da igual, mi teléfono era el más humilde de toda la tienda.—Dijo Devon con ansias para irse, mientras entrecerraba los ojos como si analizara el ambiente.
Al final dejé que un extraño tuviera la suerte de encontrarse una bolsa con mis pertenencias. Seguro sería un buen día para él, pero no para mí.
Suspiré mientras caminábamos por la salida, él vió mi cara de preocupación y me preguntó si andaba bien.
—Es que el cielo está nublado, creo que lloverá.—Admití mientras miraba al suelo con expresión triste. Me rodeó con un brazo y miró hacía arriba.
—No sabía que le tenías miedo al agua.—Agregó.
Ya empezaban a caer algunas gotas finas directo en su cara. Tenía razón, no impediría mis planes por una estúpida lluvia, salimos juntos para tomar un taxi y llevarnos al acantilado.
Cuando salimos se veía igual a las postales de mi familia. Un acantilado con montañas pequeñas, pasto verdoso, húmedo y pequeñas flores blancas que resaltaban como estrellas, desembocando en un mar azul intenso y muy turbulento por el clima.
Antes de que pudiera decir algo, Devon gritó carrera y salió disparado hacía el pasto, corriendo con los brazos abiertos mientras la lluvia lo mojaba por completo.
—Está loco—Pensé mirando a un ser tan libre que puede hacer cualquier cosa. Le seguí el juego y empecé a correr hacía él.
Al principio me preocupe por si alguien dijera algo, pero estábamos solos en el medio de la nada, así que ese pensamiento se fue rápido y seguí corriendo con los brazos abiertos hacía Devon, que se había parado en el acantilado para ver el mar. Lo alcancé y abracé por detrás.
Nos quedamos un rato mirando el mar, nunca lo había visto antes,
era tan misterioso e inmenso. Era perfecto.
Los dos terminamos tirados en el pasto mojado por cansancio, con respiraciones entrecortadas. Nos miramos y nos empezamos a reír.
Se sacó la camiseta para sacarle el agua acumulada, pude ver todos sus tajos, él se dió cuenta y volvió a bajársela como estaba antes.
—¿De qué trabajabas antes?—Pregunté mientras los dos mirábamos el gran mar, y escuchábamos el ruido del oleaje al chocar con las rocas y el viento del día tan frío. Los dos cerramos los ojos para escuchar mejor.
—Era compositor de canciones para las bandas de mi ciudad, me gustaba mucho la música.—Respondió con un poco de seriedad, sentía que había algo que no me estaba contando, él lo notó y volvió a tirarse contra el pasto frío. Me miró desde allí y se llevó las manos detrás de la nuca.
—Devon Evans no es mi verdadero nombre, en realidad me llamo Tom Callahan.—Agregó mientras las gotas caían en sus mejillas rosadas y se deslizaban hasta caer al suelo.
—Ah, no me digas que eres un chico espía con identidad secreta que se esconde de los malos que lo van a matar.—Intervine riéndome de su broma, Devon asintió la cabeza con expresión seria y melancólica. Estallé de carcajadas, él también.
—No deberías ser compositor, con esas caras sí pareciera que fueras un espía.—Dije mientras nos reíamos y mirábamos al mar una y otra vez.
Bajamos a la orilla del mar a caminar un rato, aunque tenía miedo por las olas tan fuertes, cada vez que me asustaba Devon me agarraba de la mano, y me sentía más segura que nunca.
Caminar en la playa era fácil con él.
Los miedos no eran nada si estaba con él.
Vivir era fácil con él.Y cuando terminó la lluvia y se oscureció el día, volvimos a la ciudad y conseguimos el hotel más barato posible con el poco dinero que nos quedaba.
Cuando entramos a la habitación, se veía bastante vieja; con almohadas y sábanas de estampados feos, combinados con paredes de azulejos gastados, pero lo que más me llamó la atención que había una cama matrimonial.
Devon vió lo mismo que yo y automáticamente actuó.
—Te juro por todos los perros y gatos del mundo que yo pedí camas separadas.—Espetó mientras se sentaba en la única silla y agarró la primera cosa que vió en todo el espacio.
No pude evitar sonreír, estaba ocultando su cara con una revista cualquiera que decía "El chisme de la realeza", evitando que pudiera ver que estaba rojo como un tomate.
La deliciosa y saludable cena fueron unos chocolates que habíamos comprado en el tren, nos comimos todo en menos de un segundo.
Cuando nos dió suficiente sueño, nos acostamos para dormir.Devon se acomodó y en un segundo ya estaba por el tercer sueño.
Yo no podía dormir tan fácilmente.
Me moví varias veces, pero al final decidí darme vuelta para el otro lado.
Me asusté cuando ví la cara de él tan cerca, podía ver todas sus facciones a la perfección.
Sus cejas pobladas muy oscuras, nariz grande pero inclinada hacía arriba, labios pomposos rosados casi rojos, cabello negro por todos lados que cubría una gran parte de su rostro.
También podía ver sus manos que se asomaban, las mismas con heridas que parecían constelaciones rojas por todos lados. Intenté tocarlas pero en el momento en que apoyé mis dedos, él se movió para todos lados y empezó a roncar ruidosamente.
Giré de lado y volví a mi posición inicial.
Me puse a pensar en cómo habló cuando dijo que Devon Evans no era su verdadero nombre, y peor fue su reacción en cuándo le dije que lo estaban buscando.
¿Será que me estaba diciendo la realidad?
¿Podría estar con una persona que me oculta tantas cosas?
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Vivir de amar
Romans¿Se puede volver a amar después de romper con el amor de tu vida? O eso creías. Para Juana Mills, la vida ya no tenía sentido después de romper con su primer y único novio. O por lo que ella creía también, el último. No se imaginaba que intentando...