Capítulo tres

87 14 3
                                    

Me despierto llena de energía y feliz de saber que mañana no tengo que trabajar, así que hoy puedo disfrutar al máximo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me despierto llena de energía y feliz de saber que mañana no tengo que trabajar, así que hoy puedo disfrutar al máximo. Comienzo a pensar en qué ponerme. ¿Qué podría ponerme? Supongo que esa es la gran pregunta.

Tendré que esperar un poco más antes de decidirlo. Por el momento, opto por unas calzas ultra ajustadas, una cálida polera de lana, unos guantes sin dedos y unas botas bien peludas. Voy directo a mi celular y veo las historias que Zeus comparte de sus amigos que le dan felicitaciones por su cumpleaños.

Primero, pasó por Starbucks, donde compro dos Caramel Macchiatos y le pongo el nombre de Zeus a uno de ellos. Zeus ya se encuentra en el ring luchando cuando yo pongo un pie en la academia.

Le hago señas para indicarle que el café es suyo, y él me sonríe y responde con un gesto de pulgares arriba. Bob me mira...

—No empieces, la amistad entre hombres y mujeres es una técnica que se ha practicado desde hace mucho tiempo. Tal vez deberías probarla —yo no dije nada —responde Bob, a lo que simplemente revuelvo los ojos.

Me dirijo a tomar fotos en el único ring ocupado hoy, donde mi padre está entrenando con Kade y Zeus, hasta que mi padre pega un grito y dice:

—Así no puedo, Zeus. Necesitas encontrar una solución para tu pelo o te rapas —toma aire—, o incluso podría raparte yo mismo, no hay problema. —Zeus lo mira como si le faltara un tornillo.

—Pero ni de coña me rapo —le responde.

—Pues eres bienvenido a retirarte. —Estoy escuchando la discusión con atención y se me ocurre una idea: hacerle trenzas en todo el pelo y unirlas para que no le estorben.

—Espera papá— hago una pausa —Le hago las trenzas— le digo en voz alta así logra escucharme.

—Que sea rápido, vamos Kade entreno contigo.
Lo miro con cara de pocos amigos, le paso su Caramel Macchiato el cual bebe con una velocidad increíble, abro mis piernas y hago que coloque su cabeza entre medio para así hacerle las trenzas.

—Solo tú, arriesgas a irte de la academia por tu preciado pelo— le digo en tono burlón.

—Ey, es importante para mí — me dice.

—Okay, quédate quietecito ahora— le digo mientras intento hacerlas bien y lo más rápido posible.

—Si pudieras hacerlas siempre sería la hostia— me dice como quien no quiere la cosa con una sonrisa a medias —¿A que lo sería no?— le respondo sonriendo, ya sabía yo que iba a terminar haciendo siempre las trencitas a este niño con tal de que no lo echen de la academia.

Este mes iban a comenzar un entrenamiento intensivo, ya que había algunas peleas muy importantes en la federación de boxeo, y varios de los boxeadores de la academia habían sido convocados. Kade y Zeus estaban entre ellos, y los veía a ambos muy capaces, muy decididos y muy determinados para enfrentar este desafío, enfocados, buenos boxeadores, con muy buena técnica y calidad.

Diosa del RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora