Capítulo diecisiete

44 4 0
                                    

No me preocupo por sacar la llave, sé que los chicos están adentro así que toco timbre y es Kade quien me abre la puerta, Zeus está desde la sala intercalando su mirada a mí y a la partida de fútbol

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No me preocupo por sacar la llave, sé que los chicos están adentro así que toco timbre y es Kade quien me abre la puerta, Zeus está desde la sala intercalando su mirada a mí y a la partida de fútbol.

—Siéntete cómo en tu casa— me dice Kade bromeando a lo que me rio y me dirijo al sofá al lado de Zeus.

—Estás mojada— dice mientras extiende su brazo para que me apoye en su pecho.

—Sí, se ha largado a llover—le respondo mientras me acomodo y dirijo mi mirada hacia el televisor donde está en marcha el partido.

Luego de un instante Kade se levanta.

—Tendré que irme,Keyla ha vuelto por unos días de Londres y mis padres quieren una cena familiar. —luego de una pausa se dirige a Zeus —¿te dejo en tu casa por el camino?-lo mira esperando una respuesta.

—Esperaré que termine el partido y luego me pido un uber o algo- responde Zeus. — a lo que yo asiento conforme con su respuesta, me gusta su compañía Kade por su lado no parece conforme con su respuesta pero no dice nada.

—Mándale saludos a tu hermana de mi parte— lo miro y le digo.

—Serán dados, chau chicos, nos vemos.—abre la puerta y se va.
Sigo con la mirada inmersa en el partido y noto que Zeus tiene la mirada clavada en mí.

—Sabes,nunca hemos hablado de nuestro beso...— dice, a lo que yo aún sigo con la mirada fija en la televisión,intentando ignorarlo. —no finjas que no me escuchaste Hestia,me lastima.—ahora quito la mirada de él e intento formular algo, pero me quedo corta de palabras, lo único que logró decirle es.

—Éramos simplemente dos amigos besándose estando borrachos—le respondo con un hilo de voz.

—Solo eso éramos, ¿eh? — me susurra al oído dolido y experimento una sensación rara ante su cercanía.

—Sí, uno estando borracho hace cosas que no debe. — doy por finalizada la conversación, aún sin estar segura de sí en verdad lo que salía de mi boca era la verdad.

Su pregunta me agarró completamente desprevenida, pensé que era un asunto dado por terminado, pero al volver a sacarlo a luz me hace acordar de las sensaciones experimentadas esa noche.

—Yo creo que lo que no deberías haber hecho es otra cosa—dice dejando su frase a medias.

—¿El qué? —pregunto mirándolo fijamente a los ojos.

—Besarte con Tristan—dice sin más, convencido de sus palabras. —Besarte con Tristan fue un grave error.

—¿Y eso por qué? —le pregunto, ahora apoyada en su pecho y con la mirada hacia arriba.

—Por el simple hecho de que, quien debería estar besando seguido esos labios carnosos, soy yo, me lo merezco.

—¿Por qué? — vuelvo a preguntar algo hipnotizada por la nueva forma que está hablándome.

—Me lo merezco, porque te quiero, porque quiero conocer todas las partes desconocidas de ti—dice esto mientras me acaricia la mejilla suavemente. —y porque puedo ser el mejor, si me das simplemente una oportunidad, y me empezaras a ver con otros malditos ojos Hestia, ser tu amigo no me es suficiente.

Estoy sin palabras, no puedo creer lo que sale de su boca, pero no, no puedo hacerle mal, no puedo lastimarle. No a él, pero, sin embargo, vuelvo a acordarme de aquella noche, en cómo se sentían sus labios sobre los míos, su sabor a whisky mezclado a la canela, lo cuán adictivos eran sus labios en aquel momento y la necesidad abrumadora con la cual me besaba.

—Zeus, tenemos una linda amistad, no podemos confundir todo, estamos bien así-vuelvo a mis cabales y alejo cualquier tipo de pensamiento relacionado a sus labios de mi cabeza.

—Déjame besarte solo una vez más—me dice a lo que me quedo en silencio y mi silencio él lo toma cómo una invitación.

—Zeus—le digo en un susurro
No me da tiempo a quejarme, ya que siento sus labios sobre los míos.

Me rindo y le devuelvo el beso, aunque sé que no es lo más inteligente, aunque sé que va a complicar aún más todo, Zeus no me deja mucha opción cuando me besa de esa manera, me besó con necesidad, como si necesitara de mis besos y yo que no estoy en condiciones de replicarle le devuelvo el beso.

Me besó con urgencia, pero a la vez con suavidad, con delicadeza, pero con precisión, de esta vez no siento su sabor a whisky y a canela, solo sus labios sobre los míos, y no me causan nada a no ser complacer una necesidad básica de los seres humanos, la del contacto físico y me odio por eso.

Creo que me siento así al saber lo que significa Zeus en mi vida, estoy negada a sentir algo por él en ese ámbito, no me gusta ceder a tentaciones, pero Zeus es la personificación de la tentación, te ofrece en bandeja de cristal, y sus besos son placenteros, de eso no hay lugar a duda.

En cuestión de segundos me encuentro con mi cuerpo acorralado entre el sofá y su cuerpo que me aplasta y siento su corazón a mil por hora, y también otras partes de su anatomía masculina.

Y llega un momento en el cual no soy consciente de mí misma, un momento en el cuál mi cuerpo se encuentra presente en el momento que vivo pero mi mente se encuentra a kilómetros de distancia, desconectados.

Estoy dejando que Zeus me bese, mi mejor amigo,una persona tan especial en mi vida, estoy tirando todo por la borda, acabo de verme con Hades a quien sé que Zeus no soporta, salgo sin compromisos con Tristan y aquí estoy besándome con mi maldito mejor amigo, me siento una maldita farsa, una pésima persona,una pésima mujer, y una amiga aún peor.

Vuelvo de mi trance y noto que Zeus me mira, ahora está en una posición diferente, está arrodillado en el piso, su cara transmite preocupación, ya no está sobre mí y ni siquiera me percaté de que se había movido de lugar, noto que me pasa la mano por las mejillas y es ahí que me percato que unas lágrimas abren paso en mi rostro.

—Perdóname Hestia, no quise agobiarte—me dice tiernamente. —Podemos pretender que nada de esto sucedió.

Y me abraza, y me dejo envolver por sus brazos, y le susurro.

—Gracias Zeus—digo en un suspiro mientras sigo entre sus brazos.

—Siempre voy a estar para ti Hestia, siempre te lo he dicho, ahora olvidémonos de lo sucedido y volvamos a ser los de antes ¿de acuerdo?—asiento a su respuesta, agradecida del desenlace de esto que Zeus me está proporcionando.

La noche transcurrió cómo muchas veces había transcurrido, dos amigos comiendo sushi, y gastando bromas el uno al otro, amaba nuestra capacidad de hacer borrón y cuenta nueva en cuestión de minutos, era nuestra mayor cualidad.

Yo ya había decidido olvidar ese momento en mi cabeza, y a él se lo veía comprometido con la causa también, y eso me ponía de buen humor.

Mañana el día tiene que ser magnífico,volver a pisar en una pelea ilegal se supone que tiene que marcar un antes y un después, un recomienzo, estaba ansiosa por todo.

Diosa del RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora