23. The 1

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Pasó cerca de un año. La relación con Chávez estaba bien, a pesar de todo lo sucedido aquella noche habíamos logrado superarlo. Actualmente teníamos 7 meses de relación, el torneo recién terminaba.

Nuestros cuerpos estaban desnudos en la cama de su habitación. Sus dedos acariciaban mi cabello.

-Yvonne. -Susurró.

-Mhm. -Mis ojos estaban cerrados.

-Tengo que contarte algo. -Aquel tono de voz me preocupó.

-¿Qué pasa? -Pregunté mientras levantaba mi cuerpo y me colocaba su playera.

-Tengo una oferta. -Giró su rostro a mí.

-¿Enserio? -Le sonreí.

-En Europa. En el AJAX.

Aquellas palabras borraron mi sonrisa.

-Es tu sueño. -Le miré intentando guardar mis lágrimas; había aprendido a quererlo.

-Tú también lo eres. -Sus manos tomaron mis mejillas.

-Luis. -Dudé. -Yo también tengo una oferta. -Su silencio me invitó a continuar. -Es Tigres, quieren que vuelva.

-¿Aceptaras? -Su cuerpo de acercó a mí.

-Pensaba en decir que no, pero ahora que sé lo del AJAX... -Dudé. -¿Tu?

-Es mi sueño, Yvonne. -Sus ojos miraban mi rostro.

-Lo sé. Tigres también es el mío.

Aquella relación con Chávez había sido limpia, pura, bonita y aunque había sido algo corta; aprendí a quererlo.

Mis maletas estaban en la puerta de mi departamento. Bajé para encontrarme el carro negro del mayor junto con él.

Nuestras manos estuvieron entrelazadas durante todo el camino al aeropuerto. Nuestros vuelos salían al mismo tiempo, pero en diferentes direcciones.

¿En que habíamos quedado? Terminamos la relación. Teníamos diferentes sueños. Diferentes lugares donde queríamos estar, y ahora los estábamos por cumplir. Sus labios besaron los míos por última vez.

-Sé que jamás me quisiste como a Álvarez, pero te doy las gracias por intentarlo. Por abrirme las puertas a tu corazón. -Soltó mientras me abrazaba. -Espero me vengas a visitar algún día. -Sus ojos me veían entre lágrimas.

-Te quiero demasiado, Luis. -Abracé su cuerpo una vez más. -Lamento no poder darte lo que tu merecías. -Negó entre mi cuello.

-Me lo diste. Te quiero, Yvonne.

Separó su cuerpo para tomar sus maletas y caminar en dirección contraria a la mía.

Volvía a estar en Monterrey, la ciudad donde crecí, donde estaba mi equipo. Algún nuevo edificio, alguna nueva remodelación en aquel, mi estadio favorito. Sonreí una vez que estaba frente a las puertas.

Sabía dónde estaban las áreas a las que tenía que dirigirme. Caminé con mi maletín en dirección a las oficinas. Solo constaba de firmar el nuevo contrato y Tigres sería mi nuevo lugar; aquel que siempre debió ser.

-¿Monroy? -La voz de Karen me hizo girar.

-Karen. -Solté mientras caminaba a ella y la abrazaba.

-Estás hermosa. Tu cabello, por Dios. -Soltó mientras agarraba mi cabello ahora que había vuelto a su color original; castaño. -Ha pasado tanto.

-Demasiado.

-Así que Chávez... -Soltó mientras me empujaba lentamente con el brazo.

-Hemos terminado. -Le corté. Aquellos ojos se abrieron de par en par. -Terminamos por la distancia. No ha salido nada en medios, pero se irá al AJAX.

DaylightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora