7. Sálvame.

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Primero que todo quiero disculparme por el capítulo siguiente. Está fuerte y doloroso.
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Aquel tono de voz me hizo girar los ojos. Maximiliano. Una vez que giré me topé con aquel chico mirándome desde el lavabo.

-No deberías estar aquí. -Dije obvia. -Es el baño de chicas.

-No creo que a ellos les importe. -Se refería a los dueños de los gemidos. -Además, antes no te importaba, Vonny.

-Necesito hacer del baño.

Caminé a la puerta y sentí sus manos tomando mi brazo con fuerza empujándome dentro del cubículo.

-¿Qué haces?

-Aquella vez estaba tu perrito guardián, Vonny. -Su mano tomó mi rostro con fuerza.

-Me estás lastimando. -Intenté zafarme de su agarre.

-¿Estás cogiendo con ese imbécil? -Acercó su rostro a mí, sentía su aliento en mi cara; tequila.

-No es asunto tuyo.

-Seguro que sí. Así te conocí. Uno nunca cambia. -Pasó su lengua por mi mejilla.

-Déjame en paz, Maximiliano. -Estiré mi rostro de él.

-¿No te acuerdas de las veces que cogimos en este mismo cubículo? -Su boca comenzó a besar mi cuello.

-Max, déjame, por favor.

El miedo me comía por dentro. El tono de voz que usaba, la cantidad de alcohol que su aliento emanaba. Seguía pidiendo que me soltara, mis manos me dolían del agarre que tenía en mí, mi cuello estaba lleno de saliva.

-¿No te acuerdas? Te haré acordarte, Vonny. -Soltó.

Hizo un movimiento para voltearme y pegar mi pecho a la pared del cubículo. Mis manos las sostenía a mis espaldas mientras una de las suyas apretaba mis piernas y sus besos seguían en mi cuello.

-Basta, Max. No quiero. -Mis ojos comenzaron a lagrimear.

-Vamos, Vonny. Antes te gustaba. -Su mano comenzó a desabotonar mis jeans.

Sentía su cuerpo pegado a mi espalda, su mano derecha acariciaba mi pecho mientras la izquierda seguía desabotonando mis jeans.

-Max, detente. -Le pedí una vez más cuando sentí sus dedos entrar a mi calzón.

Sus dedos entraban y salían en mí mientras mis lagrimas caían sobre mi rostro.

-Basta, por favor. -Solté una última vez con un hilo de voz.

De un momento a otro la puerta se abrió y su cuerpo ya no estaba en mí. El llanto seguía en mí mientras escuchaba quejidos y golpes fuera del cubículo. Tomé un poco de valor para voltear al otro lado. Max estaba en el suelo siendo golpeado por Kevin.

-Eres un hijo de la gran puta. -Decía el menor una y otra vez mientras sus puños seguían golpeando su rostro.

Mi cuerpo no reaccionaba para detener al morocho aquel. Mi cara estaba llena de llanto. Kevin estaba vuelto loco. Las voces de mis amigas se oían a lo lejos, todo daba vueltas. Aydee y Alex intentaban ponerme de pie para salir del cubículo mientras que Nicholas y Noah intentaban separar a Kevin de Maximiliano.

-Kevin. -Solté con un hilo de voz. El menor lo seguía golpeando. -Suéltenme. -Tiré de mis brazos para caminar a él. -Kevin. Kevin, detente. -Intenté tocar su hombro.

-No, Yvonne. Debe pagar. -Soltó.

-Pero no así. Por favor, detente. -Me hinqué a él mientras intentaba ganar su mirada. -Kevin. -Susurré.

DaylightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora