Las estrellas titilan en el oscuro cielo cubriéndolo de puntos centelleantes. El aire ruge con fuerza susurrando entre los árboles los secretos que han visto a lo largo de los siglos. Se acerca otra tormenta. Cubro mi cabeza con un gorro cuando se me erizan los pelos de la nuca. Los grillos cantan sus canciones nocturnas creando un «cri-cri-cri» muy agudo y perceptible a larga distancia. Es como si los insectos se deleitasen frotando sus élitros añadiendo más notas musicales al compás de la sinfonía de la noche. Siendo testigos de mi encuentro fortuito.
Exhalo con fuerza.
Una espesa neblina oculta los árboles haciendo que sea más difícil transitarlos y llegar así, a mi destino. Camino temeroso observando a todos lados. Esquivo las piedras y las ramas, el lodo decora mis zapatos. Perlas de sudor recorren mi rostro. Y no es por el calor, es por los nervios. Estoy yendo a encontrarme con alguien.
Me falta el aire, se siente muy pesado, me cuesta respirar. Acerco mi mano al bolsillo interno de la chaqueta para tomar el inhalador. Se me apaga la linterna, le doy toques suaves para que se encienda, parece que se acabó la pila. Pésima combinación de un asmático expuesto a estas condiciones climáticas. Pienso en la mala idea de haber venido acá mientras relajo los músculos de las paredes de mis pulmones inhalando el sulfato de salbutamol micronizado.
«¿Por qué querría que nos encontráramos en un lugar así?».
Una pregunta que queda sin respuesta al recibir un golpe punzante en la parte de atrás de mi cabeza. Caigo sentado al suelo perdiendo el equilibro de mi cuerpo. Atino a tocar esa zona con los dedos temblorosos, y me alarmo, gritando aterrorizado al notar la sangre manchándolos. Me volteo con prisa buscando al causante de esta agresión.
No puedo ver su rostro, solo distingo su silueta escabulléndose entre la espesa niebla. Me produce un miedo indescifrable escuchar su siniestra risa. Me arrastro hacia atrás, gateando, las piedras realizan cortes en las palmas de mis manos. Me levanto impulsándome hacia delante, y corro, con todas mis fuerzas.
Las lágrimas brotan de mis ojos al sentir la inutilidad de mis piernas.
Se está acercando.
Me niego a rendirme.
Logro convertirme en un lobezno, a medias, mis ojos conservan su forma humana y el pelaje no cubre toda la piel de mi rostro; las garras no lograron salir, solo unas uñas muy largas y negruzcas. No me puedo concentrar en la transformación pero con esto es suficiente. Es la única forma en que puedo ser más rápido. Tengo que escapar. Chillo de dolor al sentir que la flecha de una ballesta atraviesa mi pata delantera. Me está cazando.
«¿Quién es, y por qué me quiere matar?».
El dolor me invade cada vez que piso la tierra, la sangre pinta la hierba tiñéndola de un color rojo vino. No sé por dónde voy, es como si corriera ciego; mis sentidos del olfato, la visión y el oído están bloqueados. No sé por qué. Solo tengo claro que necesito llegar a la Academia. Aúllo adolorido al sentir que ahora ha ensartado otra de sus flechas en una de mis patas traseras.
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Descendientes de la luna +18 [P.1] BORRADOR
Hombres LoboEn una prestigiosa academia oculta entre los bosques más profundos, se entrenan jóvenes brujas y hombres lobo para controlar sus poderes y proteger sus linajes. Turner, un estudiante reservado y brillante, siempre ha preferido mantenerse en las som...