Sujeto el picaporte de la puerta con mi mano derecha, a punto de girarlo; los susurros de una conversación, no muy lejana, inundan mis oídos.
Se me dificulta reconocer al dueño de esa voz por el sonido de las gotas de lluvia al caer, por lo que concentro mi sentido de la escucha solamente en ese timbre de voz. Todo lo demás se borra, como si no existiera.
Finalmente, logro reconocer el tono de Elijah.
—¿De qué estás hablando?. Nada de lo que dices tiene sentido...es porque eres un psicópata.
Giro el picaporte muy despacio, y salgo, con sigilo de la enfermería.
Elijah está caminando apresurado hacia el otro edificio.
—Ya, ¡cálmate!. Voy en camino.
Le grita a la otra persona, al lado de la línea telefónica.
Luego, guarda el teléfono con premura dentro de su chaqueta. Peina su cabello mojado con los dedos de sus manos y continúa caminando bajo la lluvia, sin paraguas.
«¿Tanta prisa tenía que se le olvidó tomar una sombrilla?».
Apresuro mis pasos, decidido a seguirlo.
Algo me distrae de mi objetivo principal, justo antes de entrar al edificio detrás del caótico hechicero, percibo a alguien más. Una breve indecisión me obliga a decidir si quedarme, o ir tras esa otra persona.
Me volteo con rapidez y corro hacia ese aroma que me es tan familiar en estos últimos días.
Me alejo de la Academia adentrándome en el bosque. Persigo sus pisadas, su olor, las marcas de sus garras en el reciente lodo. Me desespero cuando pierdo su pista, lo siento tan cerca pero no lo veo.
Un jadeo justo en mi nuca me obliga a ponerme en alerta.
«Se encuentra detrás de mí».
Mis intenciones de voltearme se deshacen cuando coloca una de sus garras encima de mi boca, cubriendo con totalidad mis labios; y con la otra, me sujeta por mi cintura.
Me pide silencio con el gesto de su dedo señalando hacia un punto en adelante nuestro.
Allí estaba mi padre haciendo sus rondas.
No sabía que las rondas de vigilancia se realizaban tan adentradas en el bosque, incluso fuera de la barrera.
Me deja libre cuando James se marcha.
Me giro hacia él con muchas interrogantes en mi mente. Abandona su forma lobezno y se queda desnudo delante de mí. Me quito el abrigo largo y se lo tiendo para que se cubra.
—¿Sabes que el olor de tu padre, y el tuyo, son muy similares?
—¿Qué?.
Interrogo, al no comprender el por qué de su pregunta.
—Mi olfato es muy avanzado...
—Si, lo sé.
«Una de las razones por las cuáles siempre llevo granos de café conmigo, excepto hoy».
—Y no pude reconocer tu olor porque se mezclaba con el de tu padre, como si fuesen una sola persona. Creía huir del cazador y resulta que tenía piel de oveja.
Me confunden sus palabras, no me habían dicho que mi olor era similar al de mi padre. Puede ser por muchos motivos, evidentemente, nunca había estado con alguien en el bosque; siempre he estado solo, o con Dalton.
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Descendientes de la luna +18 [P.1] BORRADOR
LobisomemEn una prestigiosa academia oculta entre los bosques más profundos, se entrenan jóvenes brujas y hombres lobo para controlar sus poderes y proteger sus linajes. Turner, un estudiante reservado y brillante, siempre ha preferido mantenerse en las som...