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rutina. mi vida se ha convertido en una aburrida rutina. me levanto por la mañana, voy a clase, como en la cafetería con los chicos, vuelvo a clase, voy a trabajar a la panadería y regreso a casa. cada día lo mismo, sin excepción. lo único que se sale de la normalidad es que no he podido dejar de investigar acerca de los vampiros.

obviamente no se lo he dicho a nadie, no porque tema a las amenazas del clan, he descubierto que así es cómo se denomina a un grupo de vampiros, sino porque no tengo la necesidad de exponerlos así ante el mundo. sí, creo que los estoy protegiendo, pero todavía no sé por qué.

otra cosa que se sale de lo habitual en mi bien estructurada rutina es la constante sombra que me persigue a todos lados. ya sé quién es, lo descubrí casi al principio, pues tampoco es que se moleste demasiado en ocultarse, pero nunca da la cara.

no es hasta esa misma noche, cuando estoy regresando de la panadería, que decido enfrentarme a él justo antes de entrar a mi portal.

―esto ya roza el acoso, ¿lo sabías? ―digo en voz alta, aparentemente hablando solo ya que no hay nadie a mi alrededor.

espero varios segundos en silencio, intentando agudizar el oído para saber dónde está. oigo sus pasos acercándose y su rostro es iluminado por la farola que tenemos justo sobre nuestras cabezas. lleva las manos en los bolsillos de su chaqueta en un gesto despreocupado, como si no le sorprendiera que le hubiera descubierto siguiéndome.

―me estoy asegurando de que no le cuentes a nadie nuestro secreto ―murmura jeno deteniéndose a varios metros de mí.

―pero si ahora estoy solo, ¿a quién se lo digo? ¿al árbol? no, mejor aún, creo que se lo confesaré al banco del parque ―digo con ironía, satisfecho al ver cómo su expresión se endurece.

―no me tomes por idiota ―advierte, dando un paso amenazante hacia mí. ―perfectamente puedes mandar un mensaje de texto o llamar por teléfono.

―ya, porque no tengo nada mejor que hacer ―me quejo, y luego añado. ―¿y antes de saber su secreto, por qué me seguías?

ahora sí que logro sorprenderle, creo que no se esperaba que lo hubiera relacionado con eso. la verdad es que no las tenía todas de ganar, pues en realidad simplemente notaba una presencia conmigo, pero jamás habría pensado que fuera jeno. pero he decidido arriesgarme y suponer que se trataba de él. por su reacción, he acertado.

―intentaba averiguar qué habías escuchado aquella noche en el callejón ―su voz ya no suena tan firme como antes, y eso hace que una sonrisa victoriosa se dibuje en mi rostro.

―¿tanto te cuesta reconocer que te preocupas por mí?

―no te confundas, conejito. solo eres otro humano más que se ha cruzado en mi camino.

auch, eso ha dolido. no puedo evitar hacer una mueca de desagrado ante sus palabras, realmente sabe cómo herirme. incapaz de seguir teniéndole delante con esa actitud despreocupada y fría, me doy media vuelta y me adentro en mi edificio, queriendo perderle de vista de una vez por todas.

creo que acaba de empatar el marcador. jaemin 1 – jeno 1.

ni siquiera sé por qué estoy llevando la cuenta, pero no me rendiré tan fácilmente. tampoco sé muy bien qué quiero de él o qué espero o deseo que haga, pero no se lo pondré nada sencillo.

sabes perfectamente lo que quieres de él, jaemin. dice una voz en mi interior, trayendo a mi mente el recuerdo del beso que compartimos en su coche la noche que descubrí la verdad sobre él.

intento no pensar en eso, ahora mi objetivo es averiguar cuántas más cosas sea posible sobre su naturaleza para poder estar prevenido. ¿y si un día decide que se ha cansado de "vigilarme para asegurarse de que le guarde el secreto"? ¿y si alguno de ellos cree que es demasiado riesgo mantenerme con vida y que lo mejor sería eliminar los cabos sueltos?

Sweet reliefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora