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a la mañana siguiente me remuevo en la cama, buscando el cuerpo de jeno a mi lado, pero sin tener éxito. abro los ojos al no encontrarle por ninguna parte y frunzo el ceño cuando me percato de que no está en la habitación. más dormido que despierto, salgo de la cama y bajo directamente hacia la cocina, donde oigo ruidos.

la imagen del vampiro de espaldas, con un simple pantalón de chándal colgando de sus caderas y con su torso desnudo a la vista me recibe cuando me adentro en la estancia. está ocupado removiendo algo en una sartén, pero se gira de inmediato al escucharme llegar.

―buenos días, jen ―saludo con la voz ronca debido al sueño y me froto un ojo para eliminar las legañas que pueden haber.

―vaya si lo son ―responde echándome un vistazo de arriba abajo mientras se muerde el labio inferior con lujuria.

sin entender su actitud, sigo su mirada hasta mi propia anatomía, encontrándome que estoy completamente desnudo. abro los ojos con sorpresa al percatarme de ello, pues no he caído en que debería cubrirme, sobre todo porque no vivo solo, ya no. en mi apartamento suelo estar la mayor parte del tiempo como dios me trajo al mundo, pero esa libertad ya no la tengo.

en un abrir y cerrar de ojos, jeno me tiene acorralado contra la encimera de la cocina, con sus manos en mis caderas y su boca pegada a mi cuello, inhalando con fuerza y presionándose contra mí.

―no sabes el hambre que tengo de ti, bebé ―gruñe con deseo, estremeciéndome por completo. mi primera reacción es inclinar la cabeza, dejando mi yugular a su completa disposición. ―mmm... tan bueno, jae ―dice complacido con mi gesto instantes antes de clavar sus colmillos en mi piel y comenzar a succionar.

―ah... jen... ―gimoteo mientras me aferro a sus hombros, aproximándole todavía más a mí.

no tengo ni idea de cómo describir lo increíble que es tenerle bebiendo de mí. es la sensación más intensa, espectacular que íntima que haya experimentado jamás, y soy tan adicto como él. las voces de sungchan y donghyuck se escuchan en esos momentos acercándose a la cocina, haciendo que el castaño se gire rápidamente y se coloque delante de mí en posición defensiva.

un gruñido nace de lo más profundo de su pecho cuando sus amigos aparecen en nuestro campo de visión, sorprendiéndonos a todos por su reacción. el moreno da un paso al frente con el ceño fruncido, claramente sin entender el comportamiento del líder. un rugido le advierte de que no siga acercándose, y ese ha sonado mucho más amenazador que el anterior.

―¿jenori? ―inquiere suavemente donghyuck, obteniendo como respuesta el mismo sonido. luego su mirada se dirige a mí. ―¿qué le pasa? ¿estás bien?

atino a asentir brevemente, demasiado sobrepasado por todo lo que está pasando. la vergüenza que me consume al tenerlos delante de mí es tal que soy incapaz de pronunciar palabra, simplemente me limito a tratar de cubrir mi desnudez tras el cuerpo de jeno, quien sigue sin relajarse ni un ápice.

―donghyuck, quieto ―le dice sungchan cuando ve que va a dar otro paso en nuestra dirección. ―jaemin está desnudo.

―no le mires ―gruñe el de ojos celestes con un tono que me aterroriza incluso a mí.

las facciones de los recién llegados se relajan al instante al comprender lo que está ocurriendo. el sonrojo que ha cubierto mis mejillas al escuchar las palabras del otro castaño se intensifica cuando el moreno comienza a reír escandalosamente. intento cobijarme mejor tras el cuerpo del líder, aunque lo que de verdad quiero es que me trague la tierra.

―vamos, jenori ―replica donghyuck entre risas, aunque mantiene una distancia prudencial. ―relájate, semental, no vamos a quitarte a tu chico ―suponía que sus palabras calmarían al aludido, pero sigue imperturbable. ante eso, el joven pone una mueca pícara y, alzando el cuello para obtener una mejor visión de mí, añade: ―aunque no está nada mal, a decir verdad.

Sweet reliefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora