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recoger mis objetos personales me lleva mucho más tiempo de lo que lo hizo empaquetar mi ropa, por lo que jeno se pasa dos horas oyendo mis quejas y bufidos de molestia. simplemente se dedica a reír por la bajo mientras me observa de reojo, trayendo cajas, envolviendo jarrones y piezas de vidrio y llevando cosas al coche.

―¿pero de dónde he sacado tantas cosas? ―me exaspero, viendo la gran cantidad de figuritas de porcelana que están perfectamente colocadas en una de las vitrinas del salón.

―no es necesario que lo traigas todo a casa, puedes dejar algo aquí ―sugiere acercándose a mí y abrazándome de lado. ―aunque he de admitir que estoy disfrutando mucho al verte tan molesto.

―gracias, eres un gran apoyo ―replico con sarcasmo, haciéndole sonreír todavía más.

―mmm no sabes cuán caliente te ves estando así ―ronronea en mi oído, estremeciéndome por completo y haciéndome olvidar todo lo que me rodea.

sus labios se curvan en una sonrisa pícara mientras se va acercando lentamente, pero antes de que pueda sentir la suavidad de su boca contra la mía, unos fuertes golpes se escuchan al otro lado del pasillo. jeno se tensa de inmediato y se gira en dirección hacia la entrada del apartamento, colocándose frente a mí en una posición completamente defensiva.

―¡na jaemin, ábreme la puerta! ―exclama una voz mientras vuelve a aporrear la madera con frenesí.

―es mark ―le tranquilizo, acariciando su brazo con suavidad antes de ir a recibir la visita. ―hola, ma-

―¡¿se puede saber dónde demonios te metes, na?! ―me interrumpe poniendo el grito en el cielo y adentrándose en el apartamento como alma que lleva el diablo. ―llevo dos días llamándote, ¿por qué no tomas el teléfo...?

―hola, mark ―saluda el vampiro, cortándole a mitad del reclamo y mostrándose al igual de serio que cuando lo conoció.

―oh, jeno, uhm... ¿hola? ―es la primera vez que veo a mi amigo sin palabras.

sus ojos están bien abiertos con sorpresa ante la presencia del castaño, pero su mueca se profundiza más al percatarse de las cajas a medio llenar y las maletas ya preparadas junto a la puerta. veo cómo su expresión cambia a una de completa confusión al entender lo que está viendo, y su mirada se centra en mí.

―jae, ¿qué es todo esto? ―inquiere cautelosamente, intentando no ponerse nervioso con la imponente actitud del de ojos celestes.

no seas así, jen, lo estás asustando.

veo por el rabillo del ojo cómo el aludido esboza una sonrisa ladeada, completamente divertido con la situación.

pero si no estoy haciendo nada. ya sabes que soy un amor, conejito.

―esto... ―ignoro la respuesta del mayor y me centro en el rubio, quien me sigue observando como si no me reconociera. ―voy a mudarme durante una temporada, nada importante.

―¿por qué? ¿dónde irás? ―su voz detona estupefacción, al igual que la mueca que han dibujado sus facciones.

―se quedará conmigo ―se me adelanta jeno, usando un tono que no deja lugar a la réplica.

mark traga con dureza al escucharle, aunque lo disimula bastante bien. vuelve a centrarse en mí, analizando mi expresión en busca de algún indicio que le diga que todo esto es una broma. la interrogación en sus ojos me indica que está esperando alguna especie de confirmación por mi parte, por lo que asiento ligeramente con la cabeza.

―¿están juntos? ―bueno, esa es la pregunta del millón.

―mmm, no lo sé ―me giro hacia el vampiro y le miro interrogante, aunque soy incapaz de esconder una sonrisa de diversión. ―¿estamos juntos?

Sweet reliefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora