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México.
Nuevamente Checo había regresado a su hogar, caminaba por las calles de Guadalajara después de varios meses de no ir. En lugar de ir de vacaciones con sus amigas a Italia o Brasil prefirió ir con su familia
Llegó a una cafetería e hizo su pedido, sintió algunos flashes pero él solo sonrió y se puso sus lentes, al terminar de pagar y tener su café salió de la cafetería mirando su vaso, al cruzar la calle se detuvo al ver a la mujer que estaba a unos metros de él, sonrió y caminó hasta su ex novia.
—Amelie Miranda — le sonrió mirándola divertido.
—Pero si es el chico Red Bull — ella lo abrazó gustosa y Pérez disfruto de aquella cercanía —Hace mucho tiempo no te veía, creía que ya habías dejado a tu país pero al parecer estaba equivocada.
Se separaron y observó esos ojos marrones de la mexicana.
—El trabajo me hace alejarme de casa y de mi familia pero tengo varios días libres así que decidí venir de nuevo ¿como has estado?, supe que te casaste — forzó una sonrisa.
Amelie asintió y pasó un mechon de su cabello detrás de su oreja.
—Todo bien, disfrutando un poco de mi matrimonio. Creí que vendrías a mi boda.
Pérez soltó una risita y bebió de su café.
—Estaba en carrera y no pude asistir pero gracias por la invitación, pero fuera de todo esto me alegra mucho verte de nuevo y quizás podamos salir a tomar algún café o un tequila, hace mucho tiempo que no te veía — se miraron —Y creo que..
Fue interrumpido por una voz masculina detrás de ellos, ambos se dieron la vuelta para ver al esposo de Amelie llegar.
—Llevo horas hablándote Amelie ¿que haces aquí?
—¿Horas?, solo salí hace unos minutos Julio — miró a Checo —Él es mi esposo y Julio, él es Sergio.
El piloto lo miró de arriba abajo y extendió su mano pero el empresario sólo lo miró y lo ignoró para así mirar a su esposa.
—¿Podemos irnos?, tenemos que ir a comprar mi traje.
Amelie se sintió apenada al ver que el mexicano alzó sus cejas, a él no le importó que no lo haya saludado ya que prácticamente él lo estaba saludando por educación.
—Checo me dió gusto verte de nuevo — le sonrió —Quizás te veas después, iré a casa de mi madre y ya que es la vecina de tu madre puede que nos veamos ahí.
