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Amelie era nueva en aquel edificio, al principio todo estaba marchando bien porque sus vecinos eran muy gentiles y no hacían nada de ruido hasta que regresó él.
Ese chico que todos los días hacía fiesta en su apartamento hasta las tres o cuatro de la madrugada, estaba cansada de su vecino y de toda la buya que tenía tanto de día como de noche, sabía que era una celebridad por así decirlo pero eso no le daba el derecho de hacer lo que quisiera.
Y ahí estaba Amelie por quinta vez en la semana tocando la puerta bruscamente para que le abriera y cuando lo hizo la sonrisa de él se hizo a un más grande.
—¡¿En que quedamos Lando?! — le gritó —¡Deja tus fiestas, porque las personas normales necesitamos dormir bien!
El británico se rió y salió de su apartamento para cerrar la puerta.
—Oye no grites que no estoy sordo — bromeó.
—Deja de hacerte el gracioso Norris, estoy cansada de tu música a todo volúmen y de los gritos de tus amigos cuando pierden algún juego — le dijo molesta y miró su reloj —Son las dos de la madrugada, ya corre a todas estas personas por favor.
—Déjame pensarlo — hizo que pensaba —No, así que aguantate.
La chica lo miró furiosa y se cruzó de brazos provocando que sus pechos se levantaron un poco, el piloto bajó su mirada y ella rápidamente se cubrió.
—Eres un descarado.
Lando se carcajeó y le dió un trago a su cerveza.
—Aún enojada sigues siendo hermosa, mejor ven a mi fiesta y diviértete un poco conmigo que te hace falta — abrió la puerta —¿Vienes?
—¡Claro que no!, ahora saca a todas esas personas de aquí y sé responsable niño inmaduro.
—¿Niño inmaduro? — se acercó peligrosamente a ella y Amelie sintió el olor a alcohol —Tengo veintitrés y soy muy maduro.
—Claro — dijo sarcásticamente —Demasiado.
El piloto soltó una risita y se puso serio.
—Pues si no te gusta estar escuchando este tipo de cosas cámbiate de edificio y vete a algún retiro donde no haya ruido.
—Pero...
—¡Pero nada! — alzó su ceja divertido —Una chica me espera, así que adiós linda.
Entró aventando la puerta y Amelie solo hizo puño sus manos y empezó a golpear la puerta de Lando pero más se escuchaba la música.
—¡Voy a convocar a una junta para que te largues de aquí Norris!
Golpeó por última vez y entró a su apartamento, subió a su habitación para acostarse y tratar de dormir pero la música y los gritos de todos esos chicos no la dejaban ¿como los demás vecinos no se quejaban?, no lo hacían porque Lando siempre era tan atentos con ellos que los tenía bien ganados.
