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—¡Pero esto es tu culpa! — le gritó Amelie a su novio —¿A caso no sabes que hay algo llamado autocontrol?
El francés giró sus ojos y se cruzó de brazos.
—Ahora irás y le pagarás a ese hombre para que borre esas fotos o te las de, hacemos todo lo que quieres aquí en la habitación del hotel ¿y no pudiste evitar darme esa nalgada en la playa? — se rascó su cabeza —Sé supone que nadie debe de saber que salimos, no hasta que termine la universidad y fue acuerdo de los dos.
—Pero no te enojes amor, voy a hablar con ese paparazzi y le compraré todas las fotos que nos tomó estando en la playa, voy a ir justo ahora.
—Pues ve, antes de que se vaya Gasly y antes de que mi padre se entere que salgo contigo sin decirle — suspiró —Y llévate a mi hermano, por favor no vayas a golpear a ese hombre.
—¿Quieres la foto o no?
—¡Pierre!
Se rió y se puso sus lentes para darle un beso a su novia y salir de la habitación en busca de ese paparazzi , miró a su cuñado y ambos salieron al exterior del hotel. Caminaron por todo el pasillo cerca de la piscina y a lo lejos lo vieron tomando una piña colada, el piloto aceleró su paso hasta llegar a él. El fotógrafo se rió y se quitó sus lentes.
—No voy a darte las fotos mucho menos voy a borrarlas, no tienes idea de cuanto dinero van a pagarme por vender estas fotos de Pierre Gasly y Amelie Lorenzi la hija menor del dueño de los mejores hoteles de Mónaco — sonrió —Será una bomba y lo es más cuando su padre dijo que su hija no puede salir con ningún piloto.
—¿Por qué piensas que vine a eso?
—¿A que más puedes venir y hablarle a este hombre que es un cero a la izquierda para ti? — no respondió —Eso creí, ahora déjame terminar mi trago.
Pierre iba a agarrarlo de la camisa pero su cuñado no lo dejó así que se quitó bruscamente sus lentes y miró fijamente al hombre.
—Mira, voy a aclararte algo. Si no me das esas fotos voy a demandarte a ti y a la compañía para la que trabajas, me pagarás millones de euros, así que dame la cámara ahora o llamaré a mi equipo para que se encargue de ti.
Se levantó de su banco y negó colgándose la cámara en su cuello.
—No, demandame si quieres, aunque si me das diez millones podemos hacer un trato — negó —Bien, entonces espero que salgas en las noche para más fotos.
