14

4 0 0
                                    

Mientras estaba sentada en un banco en el campus de la universidad, en soledad, por supuesto, he visto pasar a un grupo de chicas. Eran guapas, vestían impecable, se reían dulcemente y hablaban burlonamente entre ellas.

Yo nunca he sido así. Nunca lo seré.

Jamás he destacado por mi físico despampanante, ni por mi risa, mi ropa o por nada en general. Siempre he sido esa amiga que está ahí, como si no estuviera y sin mucho que aportar. Ese pensamiento de creer firmemente que sin mí nada cambiaría me atemoriza. Me gustaría dejar huella en la gente, que me extrañen cuando no estoy, que me llamen para verme o simplemente piensen en mí.

Pero no, nada más lejos de la realidad.

Y me conformo, porque no se qué más hacer.

Cartas de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora