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Siento una obsesión por escribir.

El otro día no levanté la cabeza del ordenador mientras escribía sin parar una historia de fantasía de la que me encantaría ser parte. Hay veces que escribiendo me imagino siendo la protagonista valiente que intento describir lo más fiel posible y eso, ¡me alegra el día!

Luego, cuando me voy a la cama, sueño con ello.

Hay noches que soy una guerrera en un futuro distópico que salva a la humanidad gracias a su valor, otras veces vivo una apasionada historia de amor o soy la protagonista de cualquier novela que he leído con anterioridad.

Soy Katnis Everdeen en Los juegos del hambre, Tris Prior en Divergente, America Singer en La selección o Mare Barrow en La reina roja. Soy todas ellas sin asemejarme a ninguna.

Pero ahora todos esos sueños bonitos y apacibles se han convertido en pesadillas. Ya no soy esa heroína que soñaba ser de pequeña, ahora soy solo presa de la oscuridad.

Cartas de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora