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Ayer no pude evitar echarme a llorar una vez mis padres y mi hermana se fueron de casa.

No dejaba de llorar. Sino era conmigo misma, ¿con quién me iba a desahogar?

Me metí a la cama a eso de las seis de la tarde y estuve llorando sin parar hasta las ocho, luego me hice un ovillo entre las sabanas y seguí en esa posición hasta que me quedé dormida.

Cartas de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora