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Seguramente lo haya comentado con anterioridad en otras de mis muchas cartas sin destinatario, pero ese odioso sentimiento de sentirte sola, sin nadie con quien hablar entre tanta gente es horrible.

De un momento a otro ves que a tu alrededor la gente se entretiene charlando unos con otros, pero tú no encajas en ninguna conversación. Tal vez sea por timidez, por no saber qué decir, o tal vez porque nadie se da cuenta de mi humilde presencia. Pero lo que está claro es que si eso ocurre, si me siento así, es porque algo falla. Y en este caso yo soy el fallo.

Nadie tiene más culpa que yo.

Si yo misma me sorprendo que alguien quiera pasar tiempo conmigo desinteresadamente, ¿cómo voy a tener el suficiente valor de dar un golpe en la mesa y hacerme valer?

¿Qué estoy haciendo mal con mi vida? ¡Todo!

¿Por qué me ignoran, por qué siempre quedo en segundo plano, por qué nadie cuenta conmigo, por qué tengo la sensación de que no le importo a nadie, por qué nunca soy suficiente? ¿Por qué no puedo ser feliz?

Cartas de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora