No respiro.
La realidad me ahoga.
Lloro cada noche en soledad, bajo las sabanas de mi cama, con la luz apagada y con cuidado de no hacer ruido para que nadie sepa nada.
Así una noche tras otra. Una y otra vez. ¿De verdad merece la pena vivir condenada a una vida infeliz?
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Cartas de una chica suicida
Short StorySiento que a nadie le importo. Nadie me conoce de verdad, nadie conoce mis pensamientos. Ni siquiera yo misma. ¿Qué hago aquí? ¿Quién soy realmente? Solo una chica rota. Una chica suicida que escribe cartas.