De nuevo me siento entre la espada y la pared.
Tú, mi mejor amiga, te vas. No me hablas. ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal?
Y tú, el chico del que estoy enamorada, me evitas. Cuando parecía que todo iba bien entre nosotros, se acabó. Se terminó esta ficticia relación con la que a lo tonto tanto me había ilusionado. ¿Tan manejable soy? ¿Tan ingenua?
Un día me hablas y al otro te limitas a saludarme fríamente. Y aunque sea yo quien de el primer paso, no eres capaz de articular más de una frase. ¿Cómo quieres que no esté confundida cuando hay ocasiones en las que tú vienes a mí? Lo siento, pero no puedo más. No quiero dejarme manipular, quiero ser fuerte. ¡Más fuerte que nadie!
Pero... ¿sabes una cosa? ¡Estoy cansada!
No puedo estar contigo porque me haces daño.
No puedo estar con mi mejor amiga porque por primera vez siento que nuestra amistad baila en la cuerda floja.
Y ahora mismo estoy echa un lío como para enfrentarme a vosotros dos. Solo siento tristeza, estoy demasiado cansada. Demasiado rota.

ESTÁS LEYENDO
Cartas de una chica suicida
Historia CortaSiento que a nadie le importo. Nadie me conoce de verdad, nadie conoce mis pensamientos. Ni siquiera yo misma. ¿Qué hago aquí? ¿Quién soy realmente? Solo una chica rota. Una chica suicida que escribe cartas.